¿Feliz Navidad?

Albacete

Hoy es el Día Internacional de la Solidaridad Humana, que desde 2005 Naciones Unidas propuso celebrar para que este valor fundamental inspirase las relaciones internacionales que, en un contexto global deberían servir para alcanzar la paz, la equidad y la prosperidad de todos los seres humanos.

El sábado pasado, 18 de diciembre, fue el Día Internacional de las Personas Migrantes. Finalizaba así una semana que iniciamos el 10 de diciembre, con el 73 cumpleaños de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Durante esta semana se realizaron en Albacete actividades culturales de muy diverso tipo, con el objetivo de dar a conocer y sensibilizarnos ante las graves violaciones de derechos fundamentales que sufren las personas desplazadas, y a las que damos un trato indigno, inhumano y degradante como sociedad, como Estado y también, por qué no reconocerlo, como personas individuales.

Nuestra empatía con quienes sufren es tremendamente selectiva: nos conmovemos y sentimos compasión sólo por ciertas personas, mientras miramos a otro lado y somos profundamente indiferentes frente a otras: A las que despreciamos sin que se nos mueva un pelo, mientras afirmamos y nos proclamamos defensores del humanitarismo moral.

Nuestro cinismo e hipocresía cada vez son mayores y más graves: se nos llena la boca hablando de derechos humanos y pretendemos dar lecciones al respecto a cualquiera que consideramos por debajo de nosotros; mientras justificamos el maltrato y la violación de esos mismos derechos a muchas personas solo porque las consideramos inmigrantes, gitanas, ignorantes, inferiores, distintas.

Hoy, tan cerca de la Navidad, deberíamos recordar que la solidaridad no es un acto de caridad, sino ayuda mutua entre personas que se empeñan por el bien común, ayuda mutua entre personas que se sienten corresponsables unas de otras. Decía Eduardo Galeano que la caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba, mientras que la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.

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Hoy también es el Día mundial del escepticismo, una paradoja que nos permite y debería ayudar a reflexionar sobre nuestra indiferencia frente al sufrimiento injusto de tantas personas a las que, en la práctica, no consideramos seres humanos. A quienes excluimos y dejamos fuera de nuestra comunidad moral, porque nos negamos a aplicar con ellos las mismas reglas morales y de justicia que reclamamos para nosotros mismos.

Feliz navidad.