Gdansk, hay más Polonia más allá de Varsovia y Cracovia

Vamos a viajar a Polonia, pero más allá de los destinos archiconocidos como Varsovia o Cracovia, os propongo visitar Gdansk. Una ciudad con la que la Comunitat Valenciana tiene buenas conexiones con Alicante y ahora recientemente también con València, con vuelos los martes y los sábados con Ryanair. Lo bueno de estas conexiones es que nos ayuda a recibir mucho más turismo, porque València está de moda en Europa y especialmente en Europa del Este, pero además si funcionan estas rutas nos da la posibilidad de poder viajar a muchos más destinos a nosotros también. Gdansk es una ciudad tranquila, fácil de transitar, con muchísimo encanto pero antes de entrar en detalles lo primero es intentar pronunciar bien su nombre. Si bien seguramente ya está más que aceptado llamarla como si la leyeramos en castellano (/Gans/) y los propios guedenses lo aceptam, no está demás intentar pronunciarlo en polaco, por eso nuestra simpatiquísima guía Ewa Stepinska nos enseña cómo pronunciarlo bien. Ya sabemos pronunciar su nombre, ahora vamos a conocerla. Gdansk es una localidad polaca bañada por el mar Báltico y junto con sus poblaciones cercanas Sopot y Gdynia llegan al millon de habitantes. Son como tres ciudades en una. Es el principal puerto de Polonia y lo más asombroso de todo es que aunque nos cueste creerlo está completamente reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial de forma muy fiel a pesar de su destrucción prácticamente completa en la guerra. En este recorrido nos acompaña otra guía, Ella Trella que nos pone en contexto de todo lo que vemos en la ciudad. Hay tres lugares muy importantes para los guedenses y que son su especial orgullo, el Centro Europeo de Solidaridad, la estatua de Neptuno y la gran grúa. Gdansk es la ciudad donde se considera que terminó la Segunda Guerra Mundial y donde comenzó la democracia moderna para Polonia y por todo ello también es la ciudad de la concordia porque hace unos años fue reconocida con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Un reconocimiento que lucen con orgullo en su astillero histórico, convertido en una zona pública y museo donde cuentan cómo nació y por qué el sindicato y partido político Solidaridad, el primero independiente del comunismo y cuyo líder Lech Walesa ganó las elecciones e incluso recibió el Nobel de la Paz en 1983. La estatua de Neptuno está en la llamada zona principal de la ciudad en la calle Larga. No debemos dejarnos engañar por su tamaño, tal vez nos esperábamos una fuente mayor pero la importancia de esta figura reside en su pose amenazante ya que no encontraremos otra igual en Europa. Según nos cuentan solo con una foto podríamos diferenciar que este Neptuno es el de la capital de Pomedania. Y sobre la Gran Grúa, a pesar de ser una total reconstrucción muy fiel a la original, significa un gran orgullo para la ciudad. Es un gigantesco elemento junto al río Motlava contruído completamente de madera y ladrillo que nos ayuda a comprender como cargaban y descargaban toneladas de mercancias en los barcos en la época medieval Es una ciudad facil de transitar y todas sus calles acaban en puertas de arco que dan al río por lo que es fácil ubicarse si nos perdemos. A lo largo de todo el camino encontraremos cientos de estructuras con gárgolas a pie de calle, por ello dicen que cuando llueve es la «ciudad que vomita agua». Y como tercer elemento el ladrillo que caracteriza muchas de las viviendas y edificios emblemáticos de la ciudad incluída la iglesia de Santa María, la más grande de Europa contruida con este material. Una iglesia, entre muchas, de visita obligada sobre todo su curioso reloj astronómico mecánico que a las 12 del mediodía se pone a funcionar de una forma muy especial con aparición de las figuras de todos los apostoloes, los evangelistas, la muerte e incluso Adán y Eva, que son los encargados de dar las campanadas. No podemos olvidar que Pomerania es una zona donde encontramos ámbar, de hecho se considera a la ciudad como la capital de essta resina fosilizada tan valiosa. Y por ello han creado un pequeño museo muy interesante de reciente apertura para enseñar tanto su uso ornamental como incluso medicinal. Por cierto, visita obligatoria la iglesia de Santa Brigida donde se encuentra un altar de ámbar asombroso que merece muchísimo la pena ver. Polonia es un país que podemos considerar bastne asequible. Tienen moneda propia, los eslotis, pero que nadie sufra porque en prácticamente cualquier lado aceptan tarjetas de crédito. El cambio (cuando escribo esta crónica) está a unos 0,22 euros el esloti. Una curiosidad, las tiendas y restaurantes tienen las puertas siempre cerradas, por lo que parece que está cerrado, pero no. Evidentemente es por el frío pero llama la atención que son de madera y por tanto totalmente opacas y una vez dentro da una sensación de calidez muy agradable. Por las fechas, tuve la oportunidad de pasear por su mercado navideño, donde se pueden encontrar pastas y vino caliente. Pero también pude visitar sus locales para tomar buenos vodzkas. Recomiendo un bar en la misma calle larga cerca de Neptuno, el legendario Jacks Bar regentado por Katarzyna. Sobre la gastronomía típica hay que procurar probar las sopas de remolacha o de ganso, los pieroguis, que son empanadas generalmente rellenas de carne pescado espinacas o queso y el gulash, que es un plato especiado, elaborado principalmente con carne, cebollas, pimiento y pimentón. Es un viaje muy interesante para hacer en varios días, e incluso podría ser recomendable compaginar con hacer otras visitas para ver la zona o para desplazarnos a Varsovia o Cracovia y volver desde allí con otro vuelo, o viceversa. También es muy recomendable invertir una mañana en pasar sí o sí por el castillo de Malbork, una ciudad que está como a una hora en coche de Gdansk. Son 21 hectáreas de estructura de piedra más grande que la propia ciudad, totalmente reconstruido (varias veces) pero de forma tan fiel que es Patrimonio de la Humanidad. Una maravilla que recomiendo que se haga acompañado de una guía en español como Ewa Stepinska. Puede que el más del 80% de todo lo que veamos en Gdansk y sus alrededores no sean estruccturas ni obras de arte originales, pero su detalle y su fidelidad con lo que fue lo hace incluso más especial. Son también muy numerosas las obras de arte que han desaparecido saqueadas por unos bandos y por otros pero que gracias a los libros de historia y litografías se han podido documentar para hacerlas de nuevo. La historia ha pasado (y arrasado) varias veces por sus calles y es lo que le da ese valor del esfuerzo de superación, de caer y levantarse, de reconstruirse.

Gdansk, hay más Polonia más allá de Varsovia y Cracovia

La ciudad de las mil puertas, de los edificios de ladrillo, del ámbar, de la historia moderna y de la reconstrucción

Santi Botella

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