Lesbos está aquí
La firma de María José Aguilar Idáñez, Catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha
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Cadena SER
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Albacete
Esta tarde en Albacete, tendremos una nueva oportunidad para conocer la situación actual de las personas desplazadas forzosas, que huyen de guerras y persecuciones de diverso tipo por los que corren riesgo de muerte. Personas que son refugiadas, aunque en Europa nos empeñemos en no reconocerles ese estatuto, ni a darles la protección internacional a que tienen derecho.
Firma de opinión | Lesbos está aquí
03:22
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Esta tarde, en el Teatro de la Paz, los periodistas Anna Surinyach y Niko Castellano, nos mostrarán una parte del trabajo que han realizado en la isla griega de Lesbos. Un lugar de la Unión Europea donde se condensa y materializa la política migratoria real, que cada vez está más lejos de respetar los Derechos Humanos, de cuya declaración universal se cumplió el pasado viernes su 73 aniversario.
La política migratoria europea se sostiene en dos grandes pilares:
El primero es la externalización de fronteras a terceros países, a los que pagamos miles de millones de euros para que hagan el trabajo sucio de brutalidad y violencia extremas que en Europa serían delitos de lesa humanidad. Este pilar se concreta en devoluciones ilegales masivas, violencia y muertes en el mar y en territorios de países como Marruecos o Turquía.
El segundo pilar de nuestra política migratoria es la contención en espacios de tránsito fronterizo, de aquellas personas que han logrado entran en territorio europeo, y a quienes se enjaula en islas como Lesbos, pero también como Tenerife. Jaulas que se materializan en espacios de internamiento forzoso de las personas que llegan, en condiciones denigrantes, degradantes e inhumanas.
Estos espacios y dispositivos de deshumanización del otro no son anecdóticos ni consecuencia de malas prácticas. Al contrario, son la ejecución sistemática de unas políticas que construyen al otro como amenaza. Porque retener contra su voluntad a personas que no han cometido delito alguno, enjaularlas y darles un trato inhumano y denigrante, es una forma terriblemente eficaz de transmitir a la sociedad que esas gentes no son personas, que no merecen ser tratadas con nuestras normas morales y de justicia. Y que, por tanto, no merecen nuestra compasión ni protección, sino nuestro desprecio.
Esto es lo que podremos ver esta tarde, con imágenes y testimonios recabados en la isla de Lesbos. Pero no olvidemos que, en nuestro propio país, tenemos nuestras propias islas jaula.
La empatía suele ser selectiva, y nos conmovemos con más facilidad cuanto más lejos estamos del horror y el sufrimiento injusto. Pero cuando el dolor y el sufrimiento lo infligimos nosotros, las justificaciones morales recorren todo el arco ideológico.
Vayan esta tarde al Teatro de la Paz a ver el excelente trabajo de Anna y Niko. Pero, sobre todo recuerden que, en España, tenemos nuestros propios Lesbos. Que no miramos y que no nombramos, para no intranquilizar nuestras exquisitas conciencias. No vaya a ser que nos incomode y nos muestre lo hipócritas e inhumanos que somos.