Las lagunas de Ambroz en la cuerda floja por la pugna política

Madrid

La mano del hombre está en todas partes en el planeta, escasos los ecosistemas en los que no haya tocado.  Ello no significa que lugares donde la naturaleza ha vuelto a surgir espontáneamente no sean considerados como 'naturales'. 

Esto mismo ha ocurrido en Vicálvaro. Le empresa Tolsa, cuya presencia en la zona se retrotrae a mediados del siglo pasado, estuvo extrayendo sepiolita, y en 2007, la concesión expiró. El hueco que dejó, tras el trabajo minero se ha convertido quince años después en una laguna de ocho hectáreas y de dos kilómetros de perímetro. Por donde surgió el agua, aun no está claro, por un lado las organizaciones de corte medio ambiental apuntan que se trata acuíferos subterráneos y por otro lado, que el agua llega gracias a la lluvia (pese a lo poco que llueve en Madrid). 

Sea como fuere, la biodiversidad de la zona es una realidad tanto si se trata de aves, como flora incluso fauna. 

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En estos momentos, Tolsa está pendiente del recurso que Ecologistas en Acción interpuso a la Declaración de Impacto Medioambiental Favorable que le concedió la Comunidad de Madrid, para volver a extraer sepiolita en el lugar de la laguna. La pugna entre el Ayuntamiento  y la Comunidad de Madrid también propicia que este paraje esté, si cabe, aún más en peligro que antes de que se comenzara a hablar de él hace un par de años.