"Andalucía, tienes que quererte"
Califato 3/4 desborda el Falla con una llamada al orgullo por la música diversa y rica de su tierra
Cádiz
Todo comienza con insultos a Andalucía. Que si los niños no tienen sillas donde sentarse en los colegios. La indolencia. Que sus jóvenes no quieren trabajar. Que viven de subvenciones y no progresan... Resuenan los ecos de los políticos que han arremetido contra todo un pueblo, los "mata vacas", los ricos frente a los pobres, las miradas por encima del hombro... Pero eso solo dura unos segundos. Luego llegan dos horas de respuesta en forma de música: fandangos, bulerías, alegrías, sevillanas, marchas, rock, hip hop, psicodelia... Andalucía tendrá muchos defectos, pero en los excesos de Califato 3/4 sobre el escenario del Teatro Falla de Cádiz está un resumen de los argumentos suficientes para sentirse orgullo de esta tierra. "Andalucía, tienes que quererte. Tenéis que quereros", suena a modo de lema final.
Califato 3/4 ha llegado Cádiz dentro del Festival Patrimonio Flamenco para demostrar que el duende es ecléctico y transgresor. Aunque viendo completo el concierto nadie puede negar que lo que suena allí es flamenco. Hay seguiriyas, tonás, fandangos, alegrías, sones de colombianas... con algún momento de pureza, pero, en su mayor parte, transformado por sintetizadores, ritmos de hip hop, rap, rock eléctrico, reggae, y varias irreverencias.
Pero el fondo es pureza andaluza y andalusí. El grupo bebe de todas las fuentes musicales de Andalucía, que son tan ricas y abundantes, que, por momentos, la apuesta de Califato es un tsunami desbordante, pero tan lúcido y coherente, que termina impactando en el meollo del corazón, donde se miden las arrugas de una tierra, minada de complejos, pero, al mismo tiempo, con razones suficientes para hurgar en su orgullo. Y ese dedo rebuscando en las heridas duele y sana al mismo tiempo.
El público del Falla contiene las ganas de baile y saltos, se remueve por momentos en sus sillas, iza los brazos. Hay conexión, algo frenada por los límites que impone un teatro cerrado y las mascarillas, pero hay momentos en los que se libera en algunos palcos y en algunas filas de butacas.
The Gardener (Manuel Chaparro) ejerce de maestro de ceremonias vestido de rojo, aunque se desnude por momentos. "Este es el momento que no le gusta a mi madre, pero yo digo que todos los cuerpos son bonitos". Y en esa defensa de que la belleza está en todas partes se suceden los temas del disco "La contraçeña", el último trabajo de Califato. Hay momentos más íntimos y más relumbrantes, más árabes y más flamencos, más electrónicos y más acústicos. Y hay dos paradas en Cádiz. Cuando Chaparro entona a medias el "Aunque diga Blas Infante", de Los Yesterday, en su particular cruzada antitaurina, y cuando llega el momento más emocionante de la noche: el homenaje a Sergio Larrinaga.
Larrinaga, fallecido hace unos meses, era un potentísimo compositor de marchas procesionales. Una de sus más célebres, Eternidad, sonó en el Falla, primero a golpe básico de trompeta, y luego como éxtasis electrónico, en lo que fue una catarsis para homenajearle y reivindicar su grandeza artística. Eloisa, su madre, recogió un ramo de flores de manos de un emocionado Chaparro. "No me da vergüenza llorar".
Y quedó ese poso de la reivindicación de un gaditano que se marchó y por el que sentirse orgulloso. Orgullo también por los flamencos más puros, por los que hacen hip hop, la música ancestral, la Semana Santa, el carnaval, el rock andaluz, en esta fusión alocada, lúdica, y dionisiaca que es Andalucía. "La tierra donde se inventó hace 400 años el perreo y las raves". Terminó todo con el alegre "Te quiero y lo çabê", y sonó ese grito reivindicativo, casi de lema político. "Andalucía, tienes que quererte". Razones te sobran.
Pedro Espinosa
En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...