Un tercio de las víctimas vascas de la Guerra Civil todavía siguen desaparecidas
Cientos de familias vascas han descubierto información gracias al estudio "Víctimas mortales de la Guerra Civil en Euskadi", publicado por el Instituto Gogora, a su banco de ADN y a su censo público con datos personales de miles de víctimas
Bilbao
Entre 1936 y 1945, 21.016 vascos murieron a consecuencia de la Guerra Civil. Más de 75 años después todavía se desconoce dónde están los restos de más de un tercio de ellos, en concreto 7.795. Gracias al estudio “Víctimas mortales de la Guerra Civil en Euskadi”, realizado por el Instituto Gogora en colaboración con la UPV, cientos de familias como la de Felipe Dueñas han podido saber cómo, cuándo y dónde murieron sus allegados.
“En mi casa siempre había existido un mutismo muy importante sobre la desaparición de Felipe. No sabíamos nada de él, ni siquiera que había estado en el ejército. Lo único que se sabía es que un día se lo habían llevado de casa a Vitoria porque la gente lo había denunciado por ser ‘rojo’”, explica su sobrina, Helena Gartzia. En Galdakao dejó una mujer y ocho hijos.
En 2019, tras 40 años de búsqueda y su inscripción en el censo del Instituto Gogora, la familia consiguió saber qué había ocurrido con él. “Un día nos llamaron de este instituto y nos comunicaron que habían encontrado unos documentos por los que se sabía que Felipe había estado tres meses en el batallón republicano Fermín Galán y que su rastro se perdía en la batalla de Otxandiano, por lo que supusimos que lo habían matado ahí”, confiesa.
Dice acordarse perfectamente del día que recibió la llamada y lo que esta supuso para ella y su familia: “Para nosotros fue muy emocionante ver su nombre en un documento oficial. Ya no era una persona desconocida, ni el desaparecido. Ahora teníamos algo para seguir buscando”.
Por eso anima a todas las personas en circunstancias similares a inscribirse en el censo de Gogora: “Animo a todas las personas que tengan familiares desaparecidos en esa época a que acudan a Gogora, que se informen e incluso pidan que les realicen una prueba de ADN, para que ese banco tenga su prueba y si encuentran restos, que estos se puedan cotejar”.
Se trata de una plataforma pública fruto de la investigación exhaustiva de registros civiles, libros de defunción parroquiales y libros de cementerios, en la que han participado 7 técnicos de memoria histórica durante cinco años. Roberto Palacios es uno de ellos: “Hemos conseguido generar un censo, accesible desde nuestra web, al que todo el mundo puede acceder y que en algunos casos ha permitido obtener información que de otra forma no habrían conseguido. Es decir, tiene la capacidad de divulgar datos que estaban guardados en archivos y que al ponerlos en una plataforma pública ha permitido que sea accesible para toda la ciudadanía vasca”, explica.
Al igual que la familia de Felipe Dueñas y de cientos de familiares de víctimas del franquismo, el golpe de Estado y la Dictadura, el técnico afirma que la creación de un banco estatal de ADN sería “lo ideal, para ir confirmando e identificando los restos que se van exhumando en las distintas fosas comunes de todo el estado español. Tener un banco únicamente de Euskadi dificulta las tareas de búsqueda y registro”.
Y anuncia cuál es el siguiente paso que están dando desde el Instituto Gogora: “Vamos a seguir buscando a los desaparecidos como hemos hecho hasta el momento, es decir, promoviendo investigaciones históricas e individualizadas que permitan conocer la verdad y las circunstancias en las que esas personas desaparecieron. Por otro lado, no nos queremos centrar solamente en la búsqueda de desaparecidos. Estamos empezando a investigar víctimas de otro tipo de delitos que vulneran los derechos humanos, como el exilio o las torturas”.