Este fútbol ya no interesa

Jerez de la Frontera

Este fútbol ya no interesa Esa aseveración fue la base de la presentación del proyecto de la Superliga Europea. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y promotor de una competición a la que aún siguen adscritos FC Barcelona y Juventus de Turín, exponía con convencimiento que a los más jóvenes no les interesa el balompié porque los partidos no son lo suficientemente atractivos y por ello habría que ofrecerles encuentros de primer nivel europeo cada semana.

En la televisiva puesta de largo en El Chiringuito, el mandatario al que apoyan hasta las últimas consecuencias Joan Laporta y Andrea Agnelli, sugirió que este deporte necesita tornar en un Netflix futbolístico y que el aficionado pueda tener a su disposición un Manchester United-Liverpool de turno cuando llega a casa diariamente, para que no opte por otras opciones de ocio y el negocio del balón no mengüe. Partiendo de la base de que más del 90% de la oferta del fútbol es de pago, y en caso de tener que elegir, dudo que un aficionado vigués y del Celta esté dispuesto a pagar antes por ver un gran enfrentamiento europeo que por jugar a su equipo. Por mucho que un Chelsea-Tottenham sea más atractivo a priori que un Getafe-Cádiz y que la diferencia de calidad de los enfrentamientos sea palmaria. Pero no se debe obviar que no estamos ante una expresión artística al uso y en esta prima la emoción de muchas aficiones que se movilizan por los suyos y no por el espectáculo. Es obvio que los aficionados del Betis o del Valencia verán además atractivos duelos del Madrid o del Barcelona, pero tal vez no sea esa la razón por la que contraten el servicio y sí el hecho de ver cada fin de semana a su club.

Claro que las miras de los grandes clubes no está en el mercado nacional sino en el global. Aunque si atendemos a las audiencias en España de los partidos de Champions entre grandes equipos extranjeros, veremos que el nivel de seguimiento no es destacado hasta que se alcanzan las rondas finales, cuando esos encuentros son decisivos. Si esos partidos acaban siendo algo diario, por mucho que se trate de un lujo a nivel futbolístico, corren el riesgo de convertirse en algo rutinario, sin excesivo aliciente y posiblemente no se disparen las cuotas de pantalla.

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Qué duda cabe de que se puede hacer mucho al respecto para que los seguidores del fútbol se animen a consumir el producto actual. Se podrían enumerar algunas cuestiones como los horarios, que no ayudan en algunos casos. Pero hablando de comparativas con las plataformas de series, la principal sería abaratar las suscripciones para ver las competiciones. Frente a los menos de 10 euros al mes que cuesta suscribirse a una plataforma de cine y series con catálogos cuasi inagotables, las dos operadoras que ofertan el fútbol en España venden paquetes a 70 euros mensuales (obligándote a contratar con ellos otros productos telefónicos de los que seguramente ya dispones) y a 105. ¿Cuántos jóvenes, y no tan jóvenes, pueden permitirse ese gasto cada mes? Cómo abaratar ese precio da para otro debate, pero bien harían las partes interesadas en procurar una sustancial rebaja. Si no, aunque nos pongamos una venda en los ojos, la piratería será una desagradable opción que estará sobre la mesa y que, por cierto, no figura en las audiencias ni invita a hacer el esfuerzo de buscar un partido en el que no juega tu equipo, por mucho que se trate de un partidazo.