El Sporting se desata y da un puñetazo sobre la mesa

Definitivamente, este Sporting es otro equipo. Nos lo han cambiado y para bien. Si la temporada pasada lo mejor de los partidos era mirar el marcador final y lo más aplaudido la intensidad y el coraje, este año merece la pena disfrutar del espectáculo, de la motivante puesta en escena y de la calidad de sus futbolistas. El curso pasado David Gallego puso los cimientos de un bloque competitivo y, este año, pretende darle alas y apostar por el talento y la ambición. Sin complejos, y aunque con una buena carga de sufrimiento final, el Sporting logró en Girona un triunfo merecidísimo, a pesar de las ausencias notables, que le permite dormir como líder provisional. Al margen de resultados, da la impresión de que si no cambia, este Sporting va a ser un equipo digno de ver.

El cambio de estilo no supone que se hayan perdido las señas de identidad de la temporada pasada. Al contrario: el equipo mantiene la seriedad defensiva, pero apuesta por presionar mucho más lejos de su portería, incluso cuando logra ponerse con ventaja en el marcador. De aquel Sporting contemplativo contemporizador, parsimonioso e incluso (hay que decirlo) aburrido se ha pasado a uno eléctrico, ambicioso, ofensivo y nada especulador.

Sin dejarse condicionar por las sensibles bajas de los internacionales ni por la entidad del rival, el Sporting saltó al césped de Montilivi sin complejos, asfixiando al Girona desde el primer minuto del partido. Literalmente, porque solo habían pasado 75 segundos cuando Pedro Díaz, convencido por Gallego de su potencial en el disparo de media y larga distancia, ya había realizado el primero. Es cierto que respondió el Girona en la siguiente jugada con una ocasión clarísima, que Baena con toda la portería para él envió por encima del larguero, pero fue una anécdota. El Sporting se hizo dueño y señor del partido, jugando en campo contrario, presionando, llegando y generando ocasiones. La primera clara la desperdició Campuzano, que no supo aprovechar un pase fantástico de Gaspar Campos para definir en el mano a mano con el portero. Pero en la siguiente acción el gijonés cambió de rol y pasó de asistente a definidor. Otro servicio de lujo, en este caso de Fran Villalba, sí supo definirlo a la perfección Gaspar. Apenas había pasado un cuarto de hora y el Sporting ya iba por delante en el marcador.

El Sporting del pasado reciente, en un escenario así, hubiera plegado velas, montado un muro de triple capa delante de su área y cedido la posesión al rival para esperar una contra. No es el caso del Sporting del presente. El equipo se mantuvo fiel a su nuevo estilo. Fruto de su elevada presión forzó un error del portero Juan Carlos, que Fran Villalba no supo aprovechar para vengar aquel golazo desde 70 metros que le marcó el guardameta con la camiseta del Lugo. A Aitor se le quedó atrás un centro fantástico de Bogdan. Al Sporting solo le faltaba ampliar su ventaja.

En la recta final de la primera parte los rojiblancos se llevaron un susto, con un disparo de Bustos que rebotó en Marc Valiente y obligó a Mariño a tirar de reflejos para evitar el gol. Pero el Sporting se fue a la caseta satisfecho, con ventaja en el marcador, con Stuani anulado gracias al trabajo impresionante de Babin y Valiente (imperiales por arriba), las bandas funcionando, Pedro Díaz y Gragera dominando el centro del campo y Fran Villalba y Gaspar Campos haciendo estragos entre líneas. Al primero solo le faltó el gol (lo tuvo cerca) para hacer un partido brillante; el segundo lo logró. Mariño también fue el de las mejores tardes, sobre todo en el tramo final. Solo Campuzano, elegido finalmente por Gallego como sustituto el internacional Djuka, estaba por debajo del nivel esperado.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Intentó reaccionar el Girona tras el descanso, pero poco tardó el Sporting en darle lo que parecía la puntilla. Fran Villalba forzó una falta que Kravets, que la pone de lujo, le sirvió en bandeja el segundo gol a Marc Valiente, quien remató perfecto de cabeza en el segundo palo, contando con el gran servicio de su compañero y también con el fallo de la defensa local.

Hubo que sufrir para sentenciar el partido, porque el Girona apretó en los últimos minutos. Y tanto. Recortó diferencias con un gol imparable, por la escuadra, de Pol Lozano. Todo lo parable, lo detuvo el guardameta del Sporting, como una ocasión de Ureña tras una jugada espectacular (con ruleta incluida en el área), un desvío con la rodilla en la primera y única ocasión de Stuani en todo el partido o la última acción del partido, en el segundo de los dos corners consecutivos que botó el Girona ya en el último minuto del añadido. Nadie dijo que fuera fácil y la victoria acabó siendo sufrida, pero merecida y meritoria. En la cuarta jornada, el equipo sigue invicto y demuestra que, incluso fuera de casa, se ha liberado de complejos. La temporada, visto lo visto, promete.