Condenan a la marítima Naftomar al pago de 81.000 euros por la muerte de un mecánico naval
Ha quedado acreditado que en todos los buques y navieras que trabajó el mecánico existía una cantidad importante de amianto, material que causó su muerte
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Puerto de Bilbao / Cadena SER
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Bilbao
El Juzgado de lo Social nº 5 de Bilbao, ha condenado a la marítima Naftomar al pago de 81.000 euros a los y las herederas de un mecánico de la marina mercante por la muerte del mismo, como consecuencia de una enfermedad derivada del amianto. El mecánico trabajó en varias empresas y navieras de bandera internacional y ha quedado acreditado que en todos estos buques, construidos desde los años 60 del siglo pasado, existía una cantidad importante de amianto. “El amianto provoca varias enfermedades, como el cáncer de pulmón, que están, científicamente demostrado, directamente relacionadas con este material”, explica Ibon Zubiela, responsable del área de salud de LAB.
El fallecido, a causa de un cáncer de pulmón, realizaba mantenimiento en tuberías calorifugadas con amianto. Según este sindicato, actuaba sobre tuberías, calderas y bombas para las que empleaba un traje de amianto, sólo en el cuerpo no en la cabeza y para soldar empleaban careta y delantal pero no mascarilla, por lo que el contacto “era habitual”.
El Sindicato valora de forma positiva esta sentencia por varios motivos. El primero, el reconocimiento de que la enfermedad y la muerte del trabajador ha sido producida por el uso sin medidas preventivas de este mineral cancerígeno como es el amianto y lo que lleva de resarcimiento. “Existen bastantes dificultades de cara a demostrar las consecuencias del amianto, esta sentencia es pionera porque se reconoce que ha habido contacto constante y como estos mecánicos trabajaban en unas condiciones peligrosas”, define Zubiela. Y el segundo, por el hecho de que se ha conseguido una sentencia pionera en el ámbito del comercio marítimo, ya que son pocas las sentencias que establecen una indemnización por enfermedad profesional declarada en este ámbito, por las dificultades que suele haber para demostrar la exposición al amianto ocurrida hace muchos años e incluso en barcos ya desaparecidos. “Consideramos positivo que se señale a los profesionales que han obligado a trabajadores a trabajar con amianto. Además, puede animar a más gente que en su día habían tenido dificultades o no sabían cómo abordarlo...Es complicado, es un camino largo y muchas de las víctimas no llegan a ver el resultado del mismo pero hay que dejar claro que es posible”, concluye.