Enrique Royuela dirige desde Cuenca 'Principia', la revista de la ciencia apasionante

Cuenca

Enrique Royuela es doctor en Microbiología, Fisiología y Genética por la Universidad de Alicante, ha trabajado en el Centro Nacional de Microbiología y para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es virólogo, pero en 2014 dejó de lado la investigación y se recicló en la divulgación creando el proyecto Principia, una revista de ciencia online con ediciones semestrales en papel y con contenido para niños. “Todo es ilustrado y lo hacemos desde una perspectiva más humanista y literaria. Que nadie se piense que se va a encontrar la típica web de divulgación científica porque no se parece en nada”, según nos ha contado Royuela en la conversación que hemos mantenido con él y que hemos emitido en Hoy por Hoy Cuenca. Lo podéis escuchar a continuación:

Nos encontramos con Enrique Royuela para esta entrevista en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha del que es socio “desde el día que se abrió”, dice, “cuando estaba estudiando la carrera de Biología y para mí es un sitio de referencia y de reflexión. Cuenca necesitaba un museo de ciencias y vino en un momento muy adecuado”.

¿Cómo presentas Principia, la revista de divulgación científica que diriges?

En nuestra publicación tratamos de hacer divulgación, comunicación de la ciencia, con la narrativa, a través de relatos, y con la ilustración, dos herramientas que no son muy habituales en la divulgación científica. En Principia contamos y pintamos la ciencia.

¿Cómo fue esa caída del caballo que te recicló de la investigación científica a la divulgación?

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El mundo de la investigación, al menos en España que es el que yo conozco, es muy complicado. El hecho de no tener una carrera investigadora como tal hace que sea un proceso bastante frustrante. Por ejemplo, cuando estás desarrollando una investigación casi nunca tienes la certeza de si la vas a poder terminar, si vas a tener un contrato de investigación de un año, de dos de cuatro. Hay pocas certezas y muchas más incertidumbres. A veces te pagan un sueldo, pero no hay presupuesto para reactivos para llevar a cabo la investigación.

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¿Quizás no quisiste irte fuera de España a continuar investigando? ¿Se te planteó esa opción?

Siempre se dice que en estas carreras científicas tienes tres salidas: por tierra, mar y aire. La opción de salir fuera esa prácticamente la única que te daban para poder desarrollar la carrera investigadora profesional. En mi caso tuve una oportunidad de irme en mi etapa posdoctoral, cuando colaboraba con la OMS, pero desde mi grupo de investigación en España no se me facilitó la posibilidad. De cualquier manera, creo que, aunque me hubiera marchado fuera, creo que habría terminado renunciando a la investigación porque creo que no tenía esa paciencia que hay que tener para alcanzar una estabilidad que te permita hacer una investigación en condiciones.

Y así es como un día decides estudiar diseño creativo y programación web y decide poner en marcha Principia.

Siempre me ha interesado la ilustración, el diseño o la literatura y tampoco soy un científico por vocación. De pequeño no es que quisiera ser científico, podría haber sido artista porque también me gustaba Bellas Artes y ahora he podido juntar esas dos pasiones.

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¿Cuál pude ser el público de Principia?

Todo el mundo con esa sensibilidad especial para las historias apasionantes. A nuestros lectores no les exigimos que tengan ningún conocimiento ni ninguna disciplina de ciencias. Lo único que les pedimos es que tengan curiosidad por las cosas y buen gusto para las historias.

Debe ser también interesante trabajar en la divulgación para niños.

Es uno de los estímulos más grandes que tiene este proyecto, tener la capacidad de contar historias que puedan resultar interesantes a los más pequeños de la casa, que no es que sean el futuro, son el presente, los que tienen que tomar las decisiones serias de lo que va a pasar a partir de ahora. Fomentar las vocaciones científicas y el pensamiento crítico es esencial para nosotros y eso es lo que intentamos hacer tanto en niños como en niñas, además de, por supuesto, dar relevancia al papel de la mujer en la ciencia. Hacemos mucho hincapié en que los más jóvenes, pero sobre todo las más jóvenes, tengan referencias en las que fijarse para que puedan plantearse ser como esta pionera o como esta otra.

Este trabajo te permite vivir en Cuenca de nuevo.

Sí, y es algo que también quería. Llevaba muchos años echándola de menos. Vivir en Madrid es muy duro. Ahora, como editor de la revista y trabajando desde casa, me lo he podido permitir.

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Como virólogo, ¿qué nos puedes contar del covid?

Conozco un poco el coronavirus, pero jamás llegue a imaginar un escenario como este. Creo que ningún epidemiólogo pensó en encontrarse en el peor de los escenarios que se pudieran estar barajando con la aparición de este virus emergente.

Hay muchas dudas aún sobre el origen de este coronavirus.

Ya no soy investigador, pero siempre me considero científico. Siempre intento buscar la respuesta más sencilla a las preguntas. Si se plantea que saliera de un laboratorio es posible pero altamente improbable. Lo más normal es que este virus, como tantos otros, como otras epidemias como la de ébola, es que el origen sea animal. En este caso vinculado estrechamente a esa crisis climática provocada por el maltrato que estamos dando a la naturaleza y a nuestro propio planeta. Ya hay una relación directa entre la crisis climática y la aparición de enfermedades y de virus como el del SAR-COR 2.

¿Cómo podemos explicar que la vacunación masiva de la población puede acorralar al virus y acabar con él?

La vacunación es una herramienta que tenemos desde hace muchos años y la experiencia que tenemos es la capacidad de erradicar las enfermedades bacterianas y las víricas. Por desgracias no contamos con vacuna para todos los virus, pero en este caso sí. La vacunación, aparte de ser una herramienta de protección individual, cuando todo el mundo se vacuna también estamos protegiendo a los que no se pueden vacunar por diversas causas. Las vacunas están más que contrastadas como herramienta para erradicar las enfermedades infecciosas. La mejor forma de explicarlo es el ejemplo de la experiencia que tenemos desde hace años con cientos de virus y bacterias a los que hemos podido combatir gracias a las vacunas y a los antibióticos.

¿Cuál será el futuro de la covid?

También me hago yo esa pregunta. No sé si el virus ha venido para quedarse, circular entre la población y de repente generar ciertos brotes, si se convertirá en estacional como la gripe, si tendrá picos anuales o bianuales. Estoy expectante, quiero ver lo que pasa. Las dudas que nos surgen es porque esto es totalmente nuevo para nosotros. La última pandemia fue hace más de cien años, la conocida como gripe española, que vino y desapareció en un par de años. Ahora no sabemos qué pasará.

¿Qué está aportando a la ciencia, al conocimiento, esta pandemia?

El propio conocimiento de un virus emergente y con un potencial muy alto de peligro, el desarrollo de vacunas y lo que me gustaría pensar es que, sobre todo, los que más han aprendido de esto son los políticos, que se han dado cuenta de la importancia que tiene la vigilancia epidemiológica, la investigación básica, la investigación aplicada, que cuando esto pasa no se puede sacar una vacuna de la manga porque son muchos años de investigación y de conocimiento. Los científicos siempre aprovechamos estas circunstancias para saber más de nuestro enemigo, pero me gustaría pensar que los que más han aprendido son los políticos y que van a estar a la altura la próxima vez.