Entrerríos deja el balonmano con la sensación de que "el ciclo está completo"

Gijón

Tras la vorágine de Tokio y el éxito de la medalla de bronce, Raúl Entrerríos empieza a aterrizar en una realidad que ya tiene asumida desde hace tiempo. Su vida sufrirá el cambio más radical en 40 años de vida: dejará la práctica del balonmano, pero seguirá ligado al deporte que le ha convertido en leyenda. Dos bronces olímpicos, un campeonato del mundo, dos de Europa, cinco mundiales de clubes, 3 ligas de campeones, 11 ligas ASOBAl, dos Recopas de Europa, 8 Copas del Rey, MVP de La ASOBAL en 2019, MVP del Europeo de 2016... Un palmarés envidiable, a la altura de la huella humana que deja entre compañeros y aficionados.

Ese cariño lo está notando en su tierra, en Asturias, donde pasa un cortísimo período de vacaciones antes de incorporarse, la semana que viene, a su nuevo puesto técnico en la cantera del F.C. Barcelona. El domingo recibió un cariñoso aplauso del público de El Molinón, en el saque de honor junto a Saúl Craviotto y María López; este lunes ha tocado homenaje oficial en el pabellón de Gijón de la Feria Internacional de Muestras.

"Están siendo días de mucho reconocimiento y de mucho agradecimiento por mi parte", admítia el internacional gijonés durante su paso por SER Deportivos Gijón desde la FIDMA. Echa la mirada atrás con orgullo pero, aparentemente, sin nostalgia ni cuentas pendientes. "Lo llevo muy bien. Tengo la sensación clara de que era el momento de dejarlo y qué mejor forma de hacerlo que con una medalla en los Juegos Olímpicos. Estoy muy feliz de cómo ha ido mi carrera y de la cantidad de sueños que he cumplido desde que salí de Gijón". 

Quiso colgar las botas después de Tokio 2020, para cerrar un ciclo brillante de la selección. El aplazamiento de los Juegos a 2021 le llevó a estirar su carrera un año más. ¿Qué habría pasado si se hubiera dado otro aplazamiento, como llegó a plantearse? "Me hubiera ido a casa", respondía Entrerríos sonriente, dejando claro que quería cumplir los ciclos y "acabar mi carrera con la mayor normalidad posible".

Admite que el guiño del destino que supuso su último gol en el partido contra Egipto le genera una bonita sensación. "No deja de ser anecdótico, pero emociona pensar que el último balón que toqué como profesional fue para meter un gol en unos Juegos", relataba en la entrevista.

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