"Los arqueólogos no buscamos piezas, buscamos respuestas a preguntas"
Francisco Alarcón detalla las claves de algunos de los yacimientos arqueológicos de Cádiz
Entrevista a Francisco Alarcón
14:47
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Cádiz
Al pasado de Cádiz se puede viajar. No hace falta máquina del tiempo. Basta con visitar algunos de los yacimientos arqueológicos de la provincia gaditana, que atestiguan el valioso legado de las civilizaciones que pasaron por aquí. De ello sabe mucho el arqueólogo Francisco Alarcón, quien está al frente de algunos de estos yacimientos como el Teatro Romano, Carteia, la fábrica de salazones de Cádiz, o Doña Blanca, uno de los lugares en los que mejor se puede explicar la forma de vida de los fenicios que llegaron hasta la bahía de Cádiz.
Entrevista a Francisco Alarcón
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Pregunta: Usted es arqueólogo y está al frente de varios de los principales yacimientos de nuestra provincia como el Teatro Romano, Doña Blanca, Carteia, Los Salazones, Los Columbarios... ¿Cuándo le vino a usted la inquietud por preservar nuestra historia? ¿Cuándo quiso ser arqueólogo?
Respuesta: Yo quedé prendado de la arqueología en un viaje a Baelo Claudia. Eran finales de la década de los 70 y estaban trabajando los arqueólogos de la Casa de Velázquez. En aquel entorno paradisíaco, las ruinas romanas, ese trabajo meticuloso que estaban realizando... pues ahí se despertó mi interés, que se fue acrecentando con el tiempo y con mi participación ya en las primeras excavaciones. Es algo muy vocacional la arqueología.
P. Usted vio como un admirador de aquellos trabajadores que estaban allí en esa excavación y, al final, se convirtió en uno de ellos porque usted participó activamente en esas excavaciones en Baelo, ¿no?
R. He estado cuatro años trabajando en Baelo como arqueólogo y, evidentemente, es uno de los yacimientos más importantes de la provincia de Cádiz.
P. ¿Cuándo sintió por primera vez haber asistido a un hallazgo especial o clave para entender nuestro pasado? ¿Allí fue la primera vez?
R. Tuve la suerte de participar en mi época de formación como estudiante en muchísimas intervenciones arqueológicas que se realizaban aquí en el casco histórico de Cádiz, fundamentalmente, colaborando con el Museo Provincial. Recuerdo especialmente mi primer día de excavación. Excavé una tumba y me salió una botellita de vidrio, que para mí fue algo muy especial. También he participado en excavaciones donde los arqueólogos no valoramos la pieza en sí, sino que valoramos todo el resultado de una intervención arqueológica. Para mí, las excavaciones más significativas son las de Itálica, en la excavación del Teatro Romano, en Cercadilla, en Córdoba, en el Palacio Imperial de Maximiliano Hercúleo, en Baelo Claudia, tuve la oportunidad de excavar la puerta de Carteia... tengo un currículum amplio, y la verdad es que he pasado por muchos sitios (entre risas).
P. En 1980 apareció aquel Teatro Romano. 41 años han pasado ya y aún se siguen trabajando para descubrir más cosas, ¿Qué queda por saberse de este Teatro Romano?
R. Del Teatro Romano nos queda por saber o por conocer, la parte más interesante, que es la parte del frente escénico, es la parte que imita esa fachada palacial con su decoración arquitectónica más rica, con sus capiteles, sus fustes de columna, con sus cornisas, que ahora mismo están debajo de la calle Mesón, es una parte que ahora mismo es inaccesible. Vamos a poder excavar posiblemente algo de ese frente escénico en los trabajos que se van a realizar y que van a comenzar posiblemente en la Posada del Mesón. Está la parte más distintiva del teatro, lo puedes diferenciar más con respecto a otros teatros, en definitiva, todos los teatros tienen una estructura muy similar, que se adapta a una topografía particular, pero la decoración arquitectónica evidentemente sí marca diferencias importantes entre uno y otro.
P. Estaban aquí el otro día Virginia León del Diario de Cádiz y Salva Santos de Onda Cádiz y nos decía Salva que entre sus sueños de gran aficionado a la arqueología estaría que se pudiese descubrir la placa inaugural o la placa principal del teatro para poder determinar realmente quién ordenó o quién mandó terminar de construirlo. ¿A usted qué le gustaría que apareciese de ese teatro?
R. Hombre, pues eso no estaría nada mal (risas), que nos saliera una inscripción conmemorativa de la construcción del teatro como lo tiene el Teatro de Mérida, por ejemplo, pues sería algo estupendísimo porque ahora mismo la cronología del Teatro Romano está fundamentada en los estudios de la decoración de los restos, de los escasos restos de decoración arquitectónica que tenemos. No es un criterio de datación muy preciso. Si tuviéramos una inscripción, evidentemente, pues fecharíamos con muchísima precisión la construcción del teatro.
P. 1980 fue el año de aparición del Teatro Romano, ¿Usted estaba allí en esa aparición?
R. No, recuerdo aquellos años porque ya había empezado a picarme el gusanillo de la arqueología y seguía el Diario de Cádiz, que era la fuente de información de aquellos momentos, y durante los años 79 y 80 había llegado al Museo de Cádiz como director don Ramón Corzo y había iniciado una campaña de control de casi todos los solares que se estaban excavando en Puerta Tierra. Era algo muy frecuente que entre las noticias del Diario de Cádiz apareciera el hallazgo de enterramientos, de tumbas en cualquiera de los solares que se estaban excavando en aquel momento. A través de la prensa seguí ese descubrimiento, y no solo ese de los años 80, sino también el del teatro, el del sarcófago antropoide femenina y en Baelo Claudia apareció la escultura colosal de Trajano de la Basílica.
P. Fue un año fundamental, apareció ese segundo sarcófago, el de la Dama de Cádiz, ¿alguna vez se ha imaginado que apareciera el tercero?
R. Por supuesto que sí, un tercero y un cuarto, ¿Por qué no? Es una cuestión de suerte, lo mismo ha habido más y no van a llegar a nosotros porque han desaparecido a lo largo del curso de la historia, pero ¿por qué no? Si ha habido un segundo, puede haber un tercero.
P. El sarcófago fenicio nos dice mucho de esa civilización fenicia y sobre todo nos lo dicen los yacimientos que ahora mismo están abiertos para explicarnos esa civilización, por ejemplo, el de Doña Blanca. Usted lleva varios años trabajando allí como el principal coordinador de este yacimiento. ¿Qué sabemos de los fenicios gracias a Doña Blanca?
R. Las primeras excavaciones de Doña Blanca que se producen también a final de la década de los 70 y principio de los 80. Viene a rellenar dentro del panorama de la arqueología meridional de la península ibérica un vacío enorme. Por un lado, en las costas mediterráneas, los arqueólogos del Instituto Arqueológico Alemán habían estado realizando trabajos y habían ido localizado un montón de asentamientos fenicios y sus necrópolis, y habían definido un poco el patrón de asentamiento, incluso habían hecho excavaciones y se había visto cómo se jalonaban en el tiempo esos asentamientos. En la parte de Huelva también se habían producido hallazgos importantes en la necrópolis de Las Joyas fundamentalmente y en el panorama de ese segundo milenio antes de nuestra era, faltaba por encontrar algo importante en lo que era el núcleo principal, donde estaba situada la principal metrópoli fenicia en occidente que era Gadir o el entorno de Gadir. En ese entorno próximo aparece Doña Blanca. Doña Blanca en ese momento está llamada a ofrecer toda esa información que Gadir en ese momento no da, porque el casco histórico antiguo no da para hacer excavaciones en extensión, los restos arqueológicos se encuentran a muchísima profundidad y Doña Blanca ofrece unas condiciones inmejorables para realizar este tipo de excavaciones en extensión, con profundidad, y no tener la servidumbre de estar en un tejido urbano, es decir, no estar metido en medio de una ciudad.
P. En Doña Blanca queda tanto por excavar y por saber. ¿Se conseguirá?
R. Claro, en Doña Blanca se ha excavado bastante. Doña Blanca es uno de los yacimientos que más se excavó en su momento, lo que pasa que de la información que se extrajo de las excavaciones, no toda ha trascendido a los canales científicos y a los canales de difusión que deben tener este tipo de trabajo y eso desgraciadamente lastra muchísimo al yacimiento. Las memorias de excavación no se cumplimentaron y no se presentaron en su momento y todo eso redunda en perjuicio del yacimiento, de la difusión y del conocimiento del yacimiento.
P. ¿Algún día podremos saber todo lo que guarda Doña Blanca y todo lo que podría saberse de este yacimiento?
R. Yo espero que no (entre risas), porque eso significa que tendríamos que excavar a una velocidad tan rápida que no nos daría para asimilar toda la información que tiene aquello. El yacimiento de Doña Blanca es un yacimiento para muchísimas generaciones de investigadores, es un yacimiento a muy largo plazo y que sí, que nos puede ir ofreciendo cosas puntualmente, poco a poco, pero que a medida que van mejorando las técnicas, van mejorando los apoyos que tienen los arqueólogos en el trabajo de campo, las técnicas de análisis... Cada vez la información que se saca es más. Hoy realizamos una excavación y sacamos una información determinada, pero esa misma excavación a lo mejor dentro de diez años, con nuevas técnicas, con nuevos métodos de análisis, nos redunda en muchísima más información.
P. De hecho, ahí se estaba trabajando con georradar para indagar todavía lo que se había escapado, ¿No?
R. Claro, ahora una de las técnicas de investigación arqueológica es la arqueología no invasiva, no se excava, pero a través de muchas implementaciones técnicas que a día de hoy existen, como es el georradar, el magnetómetro de protones..., es decir, hay todo una serie de herramientas puestas a disposición del arqueólogo que permite extraer muchísima información sin tener que excavar. Evidentemente, después la excavación es la que tiene que confirmar todas esas interpretaciones de los distintos análisis de los distintos estudios que se hayan hecho.
P. Fenicia es una ficción sonora entorno a la aparición del tercer sarcófago. Es una ficción, pero si usted pudiese hacer realidad un hallazgo que usted desee a lo largo de toda su carrera, ¿Ha cumplido ya todos sus deseos? ¿O le gustaría encontrar o que apareciera algo?
R. Siempre (risas). Yo te voy a contar una cosa a nivel jocoso. Yo tenía un compañero, íntimo amigo mío, arqueólogo, José Francisco Simón Olano, que desgraciadamente falleció y nos abandonó. Y hablando muchas veces con él, yo le preguntaba así medio de broma, que qué le gustaría que le apareciese en unas excavaciones, y él me decía: un sarcófago. Yo le decía, ¿Pero tú lo has pensado bien? ¿Un sarcófago? Y él me decía sí sí claro, y yo le decía que cuando le apareciese un sarcófago, su excavación, que estaría muy limpita, muy ordenada, completamente trazada las cuadrículas, se llenará pues de medios de comunicación, de medios de prensa, de políticos, de investigadores, de público, que no te dejarán trabajar, tú compréndelo, todo lo que tú tienes allí tan arreglado, te lo destrozarán porque te invadirán todo el solar que estés excavando y él me decía que era verdad y que a lo mejor era mejor que no me saliese un sarcófago. Los arqueólogos, en definitiva, no vamos buscando una pieza en concreto, sino que vamos buscando respuestas a preguntas. Cuando tú te planteas una excavación arqueológica, lo que tú quieres saber cuáles son las fechas, las dimensiones, quiero saber cómo se articula un sistema defensivo en una ciudad, quiero saber el ciclo del agua en una ciudad... Lo que pretendemos es hacer historia, entonces, el hallazgo puntual, la pieza extraordinaria te permite establecer algunas cosas, pero lo bueno es que tú puedas establecer un discurso diacrónico, un discurso a través del tiempo, de cómo ha ido evolucionando en un espacio concreto ciertos aspectos culturales o tecnológico.
Pedro Espinosa
En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...