Detenido un joven tras más de seis horas arrojando objetos a la calle entre gritos y amenazas

Aranda de Duero

Sillas, un ordenador, un peluche, chalecos reflectantes… y papeles, decenas de papeles. Es lo que en la tarde de este martes comenzó a caer a la calle Carrequemada desde el cuarto piso de la vivienda situada en el número 14 de esta vía principal de Aranda. Desde uno de sus balcones un joven se dedicaba a arrojar todos estos enseres profiriendo voces hacia la calle, e incluso en algún momento haciendo ademán de tirarse él mismo, o al menos de ponerse a horcajadas sobre el propio balcón. Se desconoce aún el motivo de esta conducta, que comenzaba sobre la una y media del mediodía, aunque en un principio el joven había dirigido su furia a descargar objetos por las ventanas que dan a dos patios interiores, donde arrojó una mesa, sillas y hasta un frigorífico.

Fue el propietario de la vivienda quien denunció el hecho a la policía, pero al calmarse la actitud del individuo, la intervención en la vivienda no fue inmediata. Sin embargo, poco duró la paz: al comienzo de la tarde, el joven volvió a la carga, eligiendo esta vez la fachada principal de la vivienda, orientada a la céntrica calle Carrequemada, para arrojar objetos por el balcón. De nuevo muebles y objetos decorativos volaron por las ventanas, incluidos multitud de papeles, mayoritariamente documentación y correspondencia, que quedaban esparcidos por la calzada y las aceras.

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Dado el riesgo que corrían transeúntes y vehículos, sobre las seis de la tarde la policía decidió acordonar la zona y cortar el tráfico tanto rodado como de peatones, también con la participación de la Policía Local. Paralelamente desalojó de su vivienda a la vecina del piso colindante a quien este individuo había amenazado. “Ha habido dos momentos muy delicados” explica el Jefe de la Comisaría de la Policía Nacional en Aranda, José Joaquín Gomá. “Primero cuando ha amenazado a su vecina, porque los balcones están juntos y podía pasar de una vivienda a otra; y otro cuando ha pretendido agredir a los propios agentes con tijeras de podar y mobiliario de cocina”

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Entre lanzamiento y lanzamiento el joven, con el torso desnudo profería gritos dirigiéndose a los agentes que desde la calle trataban de calmarlo. Tal y como relataba el Jefe de la Comisaría de la Policía Nacional, en un principio la estrategia elegida fue tratar de convencer al joven de que depusiera su actitud. Vista la escasa predisposición del individuo al diálogo, se optó por esperar que el episodio se resolviera por agotamiento de su protagonista. Sin embargo, lejos de disminuir, la tensión fue aumentando con patadas a la puerta de su propio balcón, nuevo lanzamiento de objetos, cada vez más contundentes e incluso amagos de precipitarse él mismo desde el balcón. Escenas, todas ellas, que eran seguidas con fascinación por los viandantes que se aglutinaron a los dos lados del cordón policial, así como por los vecinos de los edificios colindantes y situados en frente, que asomados a las ventanas, seguían el curso de los acontecimientos. Convencidos de que ante este panorama poco más había que esperar de la situación, el mando policial decidió cambiar de estrategia  e intervenir desde dentro del edificio. Allí les estaba esperando este individuo, bombona de butano en ristre pero la rápida intervención de los policías finalizó con el joven detenido y reducido en el propio portal. “Ha abierto la puerta para agredirnos, pero hay que reconocer que el hombre estaba fuera de sí. Previamente ha habido un intento de negociar con él y la provocación ha hecho que saliera corriendo a agredirme y ha sido el momento que hemos aprovechado a hacerle correr por la escalera y reducirle en portal” explicaba Gomá. “Aunque es difícil hacerles entrar en razón al hablar con ellos ganamos mucho tiempo, para planifica mejor el operativo, evaluar las necesidades reales, saber si tenemos que contar con una unidad especial… la valoración sobre el terreno es fundamental.”

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Los servicios de emergencias sanitarias, que permanecían preparados desde hacía horas, fueron a continuación los encargados de estabilizar al joven y trasladarlo al hospital de los Santos Reyes, donde fue conducido con custodia policial. Eran las ocho y media de la tarde, aproximadamente.

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Tal y como explicaban algunos vecinos del inmueble y el propio familiar de la dueña de la vivienda el joven no llevaba viviendo en ella demasiado tiempo y hasta el momento no había protagonizado ningún suceso similar ni había provocado altercado de ningún tipo. El piso está alquilado a un tercero, desplazado ahora a otra provincia por motivos laborales, que había realquilado la vivienda al ahora detenido.

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Una vez la ambulancia hubo marchado hacia el hospital, acudieron los bomberos al lugar de los hechos para despejar la vía pública de los objetos diseminados por la calzada y las aceras. En escasos cinco minutos todo ello quedó amontonado en un lado del portal y pudo retirarse el cordón policial tras el cual, a uno y otro lado de la calle, permanecían atentas multitud de personas que siguieron con expectación el suceso hasta su desenlace, alimentando la espera con comentarios de todo tipo. Mientras, el tráfico rodado se había desviado por las Eras de Santa Catalina y la avenida El Ferial, hasta San Francisco.

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Afortunadamente el episodio se ha resuelto sin daños personales ni para los vehículos o bienes públicos.

La investigación policial se centrará ahora en la existencia o no de antecedentes, circunstancias personales, médicas o psíquicas que expliquen el comportamiento del individuo, para dejar en manos de la jueza la última decisión.