Carlos Mazón: dos años después...

Alicante

Ahora se cumplen dos años de la toma de posesión de Carlos Mazón como presidente de la Diputación. En aquel entonces, en su discurso, aseguraba que le chirriaba volver a considerarse "representante político" y criticaba los "episodios lamentables" o las "luchas artificiales o sobreactuadas" que durante años había observado en la Comunitat Valenciana como privilegiado "observador de la sociedad civil".

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Pasados dos años, Mazón se ha emborrachado de poder y ya no sé si firmaría ese discurso. Las ambiciones y aspiraciones políticas son lícitas, pero a veces, lamentablemente, transforman profundamente a las personas.

La última prueba de ello es el comunicado que la pasada semana emitió tras la sentencia del Caso PGOU, en el que se pregunta "quien responderá y compensará por el daño causado". Una reacción de manual político, decepcionante y con la que huye hacia adelante ya que el PP arrastra un pasado vergonzante y un presente con demasiados escándalos, sin ir más lejos, el "caso Kitchen", del que no quieren oír hablar.

A quien el PP tiene que pedirle perdón -y vuelvo a los "episodios lamentables"- es a los ciudadanos. Y en especial a los alicantinos que tienen una ciudad anclada en el pasado, sin un urbanismo que haga frente a los muchos retos del siglo XXI, por actuaciones políticas que siguen siendo sospechosas, aunque, hasta el momento, no constitutivas de condena penal.