La eterna espera de la A-4

Sevilla

No era domingo. Tampoco hora punta. Había salido de Sevilla y circulaba por la liberalizada AP-4 dirección Cádiz. El tráfico fue muy denso todo el trayecto. Hasta llegar a Lebrija, la circulación llegó a estar completamente parada en dos ocasiones y en algunos pequeños tramos tuvimos que avanzar en caravana.

Después de 50 años, la provincia de Cádiz está conectada con la capital andaluza por una autovía libre de peaje, pero esta carretera ya ha soportado en junio hasta 33.000 vehículos diarios. Con 14.000 coches más, pasará a considerarse colapsada, algo que previsiblemente puede ocurrir este próximo mes de agosto.

Las autoridades son conscientes de que la AP-4 es un punto negro del verano y ya a principios de junio han habilitado un tercer carril para facilitar la salida a Sevilla, dejando sin doble vía a los usuarios con destino Cádiz. Un parche para evitar el gran atasco.

La AP-4 tiene una vía alternativa: la A-4, una nacional de 647 kilómetros desdoblada de principio a fin, excepto los 60 kilómetros que enlazan las provincias de Sevilla y Cádiz.

Mi trayecto a casa fue más largo lo previsto. Tuve tiempo de preguntarme si alguna vez vería esa carretera con doble vía entre Sevilla y Jerez. Recordé que en 2004, año electoral, se le pidió a una parlamentaria que aclarara cuándo estaría acabado el desdoble de la Nacional Cuarta entre ambas provincias que se recogía en su programa electoral. “Aproximadamente pronto”, contestó la diputada a la prensa. De eso hace 17 años. Me quedé y me quedo exactamente igual.

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Escucha aquí la columna de Ana Huguet en La Ventana Andalucía.