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Oradero: Una empresa de éxito que hizo de la necesidad virtud

La firma originaria de Langa de Duero, que ha doblado su facturación durante la pandemia, surgió a través de unas pequeñas máquinas que compraron varios hermanos

Ahora dan empleo directo o indirecto a 62 trabajadores, y están presentes fundamentalmente en el norte y centro del país

Fabricación de ventanas / Oradero

Aranda de Duero

Comenzaron en una pequeña ubicación. Trabajaban en el mundo del ladrillo y las tejas, siguiendo la ocupación de su padre. Pero no funcionó. Tuvieron que lanzarse 'a la piscina'. Apostar por un nuevo trabajo, pero en el mismo lugar. Y decidieron hacerse con unas máquinas para elaborar ventanas de PVC. Un mundo nuevo en aquella época, pero del que hoy en día son líderes. Esta es la historia resumida de Oradero. Una empresa que ha crecido con el paso de los años, en tamaño, en facturación... pero que siempre ha mantenido sus mismos valores. Juan Carlos Martín Lobo, director gerente de Oradero, nos acompañaba esta pasada semana en nuestro tiempo de Hoy por Hoy para relatarnos su historia de vida.

"Si echas la vista atrás en estos 30 años ves que lo que hemos hecho no es fácil. Nosotros somos una familia de siete hermanos. Mi padre tenía una empresa de tejas, ladrillos... que tenía ubicada en las instalaciones donde hoy está Oradero. Nos dedicamos a eso, las cosas no fueron bien, y hubo que buscarse la vida. En una revista vimos un anuncio de maquinaria de ventanas de PVC. No teníamos casi dinero para hacer la inversión pero los proveedores confiaron en nuestra persona. Nos fueron educando aunque el tema del PVC era algo nuevo. Y aquí estamos", cuenta.

"La familia era grande y los recursos no muy grandes. La crisis nos dejó casi arruinados pero había que levantarse. O comes o comes. A nosotros nos gustó siempre trabajar, somos gente sencilla y emprendedora. Decidimos montar el taller cinco de los siete hermanos, que en los años hemos quedado en cuatro, y se han jubilado dos. Hemos tenido la capacidad de crear este taller, que era una parte de la fábrica de ladrillos en la zona donde los secábamos antes. Pusimos las maquinitas, trabajamos día y noche y llamamos a las puertas de las casas para que cambiaran sus ventanas. Ese esfuerzo ha dado sus frutos, y poco a poco hemos ido adelante. La apuesta era difícil, pero sí teníamos claro que podía ser un producto de futuro porque era muy hermético, duradero, con buenas prestaciones... Y nosotros hemos puesto la guinda a ese producto", revela.

Instalaciones de Oradero en Aranda

Instalaciones de Oradero en Aranda / Oradero

Oradero se creaba con un producto desconocido como era el PVC y el reto de hacer ver que era futurible a la par que garante de ahorro energético. "Hay pocos productos en el mercado que puedan decir que tienen una longevidad de 50 años", explica. "Muchos bromean diciendo que dentro de unos años nos vamos a quedar sin trabajo", añade.

Oradero siempre ha sido y estado en Langa de Duero, su origen, del que no se han movido. También están presentes en Aranda. Y su movimiento, la búsqueda, el querer y creer, ha sido el germen de su éxito. "El único sitio donde teníamos recursos para instalarnos era Langa. Hemos tenido posibilidad de trasladarnos pero no lo hemos hecho, porque es lo poco que nos pudo dejar nuestro padre. Queremos al pueblo, y en 2012 cuando llegó la crisis tratamos de venirnos a Aranda pero creímos conveniente no movernos, y encima compramos una máquina mejor para que las ventanas tuvieran más calidad. Somos unos privilegiados de vivir donde vivimos. Tenemos una red comercial en muchas provincias. En 1991 había una crisis del diez. Ahora hay obras, pero aquel entonces no había nada. Cuando mi hermano cruzó Somosierra, todo cambió. E íbamos a montar a Valladolid a otras fábricas si no teníamos suficiente para soportar todo. Nos levantábamos vestidos con la ropa para volver al trabajo", recuerda.

Oradero es el ejemplo de cómo de la nada, puede llegarse al todo. "Desgraciadamente de los cinco hermanos solo tenía estudios uno. Los hermanos mayores te enseñaban con la enciclopedia. Mi hermano Andrés y yo estuvimos en el primer sector de FP y al morir mi padre todos empezamos de cero. Miras para atrás y ves los talleres que han llegado a cerrar en estos 30 años. La gente que se ha quedado en el camino... Es un orgullo estar aquí, pero además el potencial que hemos creado moralmente. Empezamos en una crisis gloriosa, llegó la crisis donde crecimos un 75%. En el año del covid, casi hemos doblado la facturación. Empezamos nosotros, los hermanos. Ahora somos 30 empleados en la empresa de forma directa más 32 personas que montan y son autónomas", sentencia.

La historia de Oradero es una historia de vida. Son 30 años que han dado para mucho, pero sobre todo, para un futuro prometedor. Y todo ello siguiendo los mismos valores con los que empezaron Juan Carlos y sus hermanos. Una historia que continúa. Y que perdurará en el tiempo... mucho más de lo que duran sus ventanas. Y ya es decir.

La charla al completo puede reproducirse en el siguiente audio.

Charla con Juan Carlos Martín Lobo

33:18

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