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Las familias atendidas por Cáritas Sevilla aumentaron un 26,8% en el año de la pandemia

La entidad de la Iglesia destinó más de 9.250.000 euros para atender y acompañar a 50.773 personas (17.707 familias) vulnerables durante 2020

El administrador apostólico de Sevilla, Juan José Asenjo -a la izquierda-, junto a Mariano Pérez de Ayala en la presentación del informe 2020 de Cáritas Diocesana / @Archisevilla1

El administrador apostólico de Sevilla, Juan José Asenjo -a la izquierda-, junto a Mariano Pérez de Ayala en la presentación del informe 2020 de Cáritas Diocesana

Sevilla

Cáritas Diocesana de Sevilla ha presentado este martes en rueda de prensa la Memoria 2020 para rendir cuentas de su acción durante el año de la pandemia, en el que el número de familias atendidas aumentó un 26,8% y se destinaron 9.255.674 de euros a la atención y acompañamiento de 50.773 personas (17.707 familias) vulnerables durante ese periodo .

Al acto han asistido Juan José Asenjo, administrador apostólico de la Archidiócesis de Sevilla, y Mariano Pérez de Ayala, director de Cáritas Diocesana.

Aquí puedes escuchar las palabras de monseñor Asenjo...

Juan José Asenjo, administrador apostólico de la Archidiócesis de Sevilla

07:43

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Y a continuación, la comparecencia de Mariano Pérez de Ayala...

Mariano Pérez de Ayala, director de Cáritas Diocesana en Sevilla

19:19

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En primer lugar, la institución ha querido transmitir su pesar ante el profundo dolor que provoca el importante número de pérdidas humanas, el sufrimiento de sus familias y las consecuencias de la enfermedad generadas por la pandemia. Un dolor al que Cáritas no es ajena y que también se ha visto afectada entre sus miembros. Como organización dedicada al ejercicio de la caridad dentro de la Iglesia, ha querido además poner el foco en el sufrimiento que miles de familias padecen a causa del grave impacto que esta crisis sanitaria ha generado también a nivel social y que se traduce en miles de pérdidas de puestos de trabajo limitando bruscamente los recursos que permiten a las personas acceder a una vida digna y normalizada.

Antes de la crisis

Esta crisis ha llegado en un contexto socioeconómico frágil y precario en el que aún se podía constatar la huella de la crisis de 2008: en una recuperación económica que no estaba llegando a todos por igual, en las altas tasas de desempleo, un gasto social muy limitado y niveles de exclusión elevados.

Los datos que arrojaba el Informe FOESSA de Cáritas en 2019, ya advertían que, en Andalucía, un millón y medio de personas se encontraba en situación de exclusión social. 770.000 de ellos vivían en exclusión severa, y de estos, 300.000 pertenecían al lado más extremo de la exclusión. Además, uno de los datos más relevantes recaía sobre el millón de personas que vivían en una situación normalizada con recursos que permitían cubrir sus necesidades con mayor o menor dificultad, pero que vivían al borde de la exclusión y no sobrevivirían de forma autónoma a nueva crisis. Era lo que denominamos la sociedad insegura.

Impacto en la sociedad sevillana y los cambios en las condiciones de vida de las personas más vulnerables

Las circunstancias vividas en 2020 han confirmado esta situación y ha generado el agravamiento de las situaciones de pobreza y exclusión de las personas a las que Cáritas venía acompañando. Las restricciones de movilidad y contacto social han forzado el cierre de negocios, la intensificación de las condiciones de precariedad laboral, una gran recesión económica y, de nuevo, el ascenso de la tasa de desempleo que, a final de año, se situaba en la provincia en el 22,44%, con un total de 208.000 personas desempleadas. Esto sumado a la debilitación de las redes de apoyo y la falta de una respuesta eficaz de la Administración Pública ha tenido como consecuencia un impacto que, como siempre, se ha resentido con mayor gravedad en las personas más vulnerables.

Los pobres, aún más pobres. Una de cada cuatro familias acudió por primera vez a Cáritas o regresó después de un año o más a solicitar ayuda. Además, muchas de las personas que ya estaban siendo acompañadas han intensificado sus demandas, especialmente en los barrios más desfavorecidos.

Hace poco el INE publicaba los quince barrios más pobres de España, seis de los cuales se encuentran en Sevilla. Una lista que, además, vuelve a encabezar el Polígono Sur.

La atención en estos barrios se ha llegado a duplicar. En los momentos más difíciles ha estado cerca de triplicar a las personas atendidas. Situadas en las zonas más empobrecidas, las parroquias de Polígono Sur, Torreblanca y Tres Barrios han pasado de atender a 1.428 familias en 2019, a 2.542 familias en 2020.

De manera particular, esta crisis se ha ensañado con más fuerza con los trabajadores de empleo precario, aquellos que trabajaban bajo la economía informal o los autónomos, entre otros. Sobre todo, aquellas personas trabajadoras en el sector servicios y de forma más acentuada en las empleadas de hogar.

Así, las familias atendidas por Cáritas en Sevilla responden a los siguientes perfiles:

Familias en situación de desempleo de larga duración con problemáticas añadidas.

Familias dependientes de ayudas sociales o prestaciones no contributivas que no dan cobertura suficiente a sus necesidades básicas: alquiler, suministros…

Familias con menores a cargo, gran parte de ellas monoparentales, separadas o en proceso de separación. Bajo nivel de estudio. Sin empleo o en trabajos de economía informal o con contratos precarios.

Presencia de problemas de salud mental (depresión, ansiedad, otros problemas mentales no diagnosticados).

Personas migrantes, con solicitud de asilo y protección internacional denegadas. Con formación elevada, trabajos puntuales en economía sumergida.

Han sufrido y sufren especialmente esta crisis las familias con menores o algún familiar a cargo, especialmente cuando son familias con la mujer como única sustentadora del hogar.

En relación a este dato, Cáritas Diocesana destaca el incremento de la desigualdad y la brecha digital en estas familias. Un año marcado por el papel fundamental de la conectividad para el desarrollo laboral, educativo e incluso afectivo, y que ha dejado atrás a todas aquellas que no disponían, ni disponen, de conexión ilimitada, dispositivos o conocimientos adecuados. La organización observa sobre todo como ha afectado en el ámbito educativo y en la dificultad de los niños y niñas para seguir el curso e incluso terminarlo. Además, los requisitos de tramitación online han condicionado el acceso a prestaciones como Ingreso Mínimo Vital, los certificados de SEPE o la solicitud de citas previas en la Administración Pública.

Cáritas recuerda que la crisis social no termina con la sanitaria, que poco a poco va viendo la luz al final del túnel, sino que, al contrario, hay que observarla con perspectiva y a más largo plazo, ya que las redes de ayuda y los recursos continuarán acabándose para muchas personas y harán, previsiblemente, surgir nuevos perfiles en las demandas recibidas.

Mayores y migrantes sin documentación, los colectivos más vulnerables

Cáritas Diocesana destaca los efectos que la crisis ha causado sobre dos colectivos especialmente vulnerables.

Por un lado, los mayores en situación de exclusión a los que la institución atiende han visto como la soledad y el aislamiento se han anclado en sus hogares desde que se declarara el confinamiento. Personas con escasos recursos, a menudo sin familiares cercanos y que esperan desde hace un tiempo la Prestación de Dependencia. Estas personas han estado entre las prioridades de Cáritas durante todo el año para paliar no solo las consecuencias socio-afectivas, también para reforzar el cuidado en el domicilio que no recibirían de otra forma.

Por otra parte, los migrantes en situación administrativa irregular, especialmente aquellos que llegaron como parte de su viaje a Sevilla, y les pilló la crisis de golpe, se han visto desprotegidos en todos los aspectos. No han podido acceder a ningún tipo de ayuda pública ni han podido buscarse la vida al tener que permanecer “en casa” durante el confinamiento. También se han detectado muchos casos de irregularidad sobrevenida que ha dejado sin cobertura ni protección social a familias completas de un día para otro. Esta situación preocupó especialmente a la Iglesia de Sevilla y de la que resultó el proyecto Hermano Migrante No Estás Solo, precisamente, para dar respuesta a esta realidad.

La respuesta de Cáritas en Sevilla

Ante este escenario, la entidad de la Iglesia atendió a 17.707 familias a través de las 251 Cáritas parroquiales distribuidas por toda la provincia. Una acción de la que se beneficiaron 50.773 personas. Y lo que supuso una inversión de 4.882.816 € (3.851.816 € de Cáritas parroquiales y 1.031.000 € del Fondo de Cáritas Diocesana) destinada principalmente a recursos básicos como la alimentación (71,39% más que en 2019) o gastos derivados de la vivienda (18,67% más que en 2019).

Además de la atención primaria, Cáritas continúa apostando en Sevilla por la atención especializada para adaptar sus recursos a las necesidades de los colectivos más vulnerables. De esta forma, en 2020, 727 personas participaron en elPrograma de Empleo; 462 fueron atendidas por nuestros proyectos de personas sin hogar a través de la atención en calle y el centro de atención integral ‘Amigo’; 236 mujeres en 11 proyectos específicos, 40 familias asesoradas en materia de Vivienda y Seguridad Social; 107 personas en proyectos de infancia y juventud; 271 migrantes en el proyecto de formación y acogida ‘Nazaret’; 257 participantes en los proyectos de animación a personas mayores; y 18 empleados de inclusión a través de la empresa de economía social de Cáritas Diocesana, Bioalverde SL.

A la colaboración ciudadana: Gracias

Como se mencionaba al principio, Cáritas también ha sufrido los efectos de la crisis entre sus miembros, especialmente entre su voluntariado, sobre todo porque la edad media supera los 60 años de edad, perteneciendo por tanto a uno de los grupos de riesgo ante la Covid 19. Esto ha supuesto, en un primer momento, la reducción de nuestro voluntariado por razones obvias de autoprotección frente al virus.

Sin embargo, Cáritas destaca la gran capacidad de adaptación del voluntariado activo a la nueva situación, el esfuerzo realizado durante los momentos más complicados del año, y que algunos continúan desarrollando, y la organización y el trabajo en red desarrollado para cubrir las demandas que otras Cáritas no podían abarcar. La entidad de la Iglesia mantiene que su voluntariado, 2.704 personas, es el corazón de Cáritas, y gracias a su trabajo y al de las personas contratadas, la caridad no ha cerrado.

También cabe destacar la solidaridad ciudadana surgida en este año de pandemia

Por este motivo, Cáritas agradece las 375 solicitudes recibidas durante 2020 para ejercer el voluntariado, a los 7.950 socios, 30.110 donantes y más de 100 empresas cuyo compromiso con la institución ha permitido que su acción fuera posible.

Los recursos invertidos

Cáritas Diocesana de Sevilla invirtió el año pasado un total de 9.255.674 €. Esta cifra es fruto de la inversión de los 5.403.858 € de Cáritas Diocesana y los 3.851.816 € invertidos por las Cáritas parroquiales.

De los 5.403.858 € aportados por Cáritas Diocesana, cerca del 50% se destinó a programas de promoción integral de las personas, inclusión social, el empleo y la economía social.

Retos ante un tiempo de incertidumbre

El análisis de lo ocurrido en 2020 ha marcado una clara hoja de ruta para la acción futura de la institución que se basa en 4 pilares fundamentales:

Continuar poniendo el foco de su trabajo en la promoción de las personas y la dimensión transformadora caritativa y social de su acción, a pesar de la urgencia y la presión asistencial.

La experiencia vivida, invita a seguir construyendo el tejido comunitario para dar una mayor y más eficaz respuesta ante la demanda social recibida.

Empleo y vivienda. Fomento de un empleo digno y estable, apuesta por la economía social y reivindicación de un mayor acceso a la vivienda de las personas en situación de exclusión social grave.

Dimensión Universal de la Caridad. Los migrantes. Fomentar la Cooperación Fraterna para garantizar la solidaridad global. Una caridad que abarque a los cercanos y a los más lejanos, sin diferencias de raza, credo o condición social.

Además de los retos internos planteados, Cáritas insta a la Administración Pública a reforzar y favorecer políticas que tengan a la persona y sus intereses, sobre todo los de los más vulnerables, en el centro.

De esta forma, vuelve a reclamar:

Fortalecer los Servicios Sociales Comunitarios, que siguen contando con escasos recursos materiales y humanos, y capacitarlos para dar una respuesta social eficaz.

La necesidad de políticas que fomenten una mayor accesibilidad a la formación y el empleo.

La urgente modificación de la Ley de Extranjería. Una regulación que contemple la realidad de miles de ciudadanos que, aun trabajando, son invisibles y carecen de derechos para acceder a una vida normalizada.

La especial preocupación por el colectivo de Personas Sin Hogar, por el que aún se espera una estrategia andaluza que actúe favorablemente sobre este sector de la población.

La falta de información sobre como para tramitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV), y la necesidad de hacerlo de manera digital, ha llevado a Cáritas Diocesana a prestar un importante servicio de información y ayuda a la tramitación de esta prestación. Se observa, además, un elevado número de solicitudes denegadas y, la mayoría de aceptadas, aún no han percibido ingreso alguno. Cáritas Diocesana se hace eco además de la demanda confederal de ampliar la cobertura a jóvenes de 18 a 22años(salvo excepciones), simplificar la tramitación y facilitar que se pueda hacer con asesoramiento y de manera presencial, además de reducir los tiempos de tramitación.

Día de la Caridad. Seamos más pueblo

La Memoria 2020 de Cáritas Diocesana se presenta un año más con motivo de las Solemnidad del Corpus Christi, Día de la Caridad y día grande para la familia de Cáritas.

En este día, y bajo el lema #SeamosMásPueblo, la institución realiza una llamada a la sociedad a ser motivo de esperanza con nuestros actos, a cuidar la proximidad para hacernos cercanos al prójimo con generosidad, y la fraternidad, elemento clave que contempla el amor al hermano y fomenta los lazos de colaboración y ayuda mutua.

Ahora más que nunca, en medio de una crisis que ha dejado una sociedad de vidas rotas, miremos al otro con responsabilidad y cercanía. #SeamosMásPueblo.

 
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