Siniestralidad laboral en los barrios ignorados
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"Siniestralidad laboral en los barrios ignorados". Francisco Povedano Cáliz. Firma de opinión
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Córdoba
El día 28 de abril, como cada año, se celebró el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo y según las estadísticas, los accidentes laborales con resultado de muerte han aumentado en 2020 en España, alcanzando la cifra de 708 (13 más que el año anterior, casi dos diarios), a pesar de la enorme disminución de la actividad a causa de la pandemia.
Esta realidad afecta, de manera especial a los barrios ignorados. Primero, por ser la mano de obra menos formada, segundo, por los índices insoportables de precariedad y economía sumergida que sufren, pero lo realmente definitivo es la situación de pobreza que les obliga a aceptar cualquier condición que se les imponga (salarios de miseria, sin derechos, sin cotización, etc.). Todo ello, los convierte en candidatos ideales para sufrir un accidente laboral que los dejaría sin cobertura, sin asistencia psicológica y jurídica y con un enorme drama familiar.
Las causas fundamentales son tres ausencias de sobra conocidas: la falta de conciencia, la falta de inversión y la falta de control. La primera nos atañe a todos (trabajadores, empresarios, administración, medios de comunicación…). La segunda corresponde al empresario, responsable último ante la ley de los accidentes en su empresa y la tercera concierne a la administración que debe ejercer la tarea de inspección y control. Los sindicatos son responsables también de la vigilancia, pero se encuentran con la dificultad de que, si insisten mucho, pueden poner en riesgo los puestos de trabajo.
Es necesario que la siniestralidad laboral empiece a ocupar un lugar preferente en las agendas de administración y partidos políticos, en las primeras planas de los medios y no se siga considerando un coste económico que disminuye el beneficio empresarial. Sin esto, no será posible acabar con la enfermedad y la muerte en el trabajo, un ámbito que debería ser fuente de vida.