Emilio Rodríguez (Fundación Siloé): "Todos tenemos habilidades que podemos compartir con un voluntariado"

Gijón

Emilio Rodríguez es arqueólogo. En 2019 volvió a España tras haber finalizado su doctorado en el extranjero y fue entonces cuando se acercó a la Fundación Siloé. Había tenido experiencias en otros voluntariados, pero siempre didácticos, nunca antes había hecho un voluntariado social. En Siloé encontró su sitio y creó un aula de fotografía, en primer lugar, dirigido a menores, aunque luego se amplió también a adultos. Emilio cuenta que "la excusa es utilizar una cámara para hacer fotos, pero intentamos educar en la imagen, su uso en las redes sociales, que se den cuenta de que tendemos a sacar muchas fotos y nos olvidamos de ellas. Trabajamos la imagen como creación artística".

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Emilio destaca que entre sus alumnos, tanto los niños como los adultos, hay mucho talento: "Es una de las cosas que más me preocupa y enfada. Son personas con dificultades, en riesgo de exclusión, y tienen un talento que la sociedad no potencia ni cultiva. Si no le damos salida a ese talento no se va a desarrolla". En el taller se les reconoce el trabajo bien hecho para reforzar su autoestima porque: "la sociedad se lo dice poco".

El voluntariado es, para este joven, una bofetada de realidad y recomienda "a todo el mundo que se acercase a una entidad del tercer sector. La realidad de estas personas forma parte de la sociedad. Si te asomas a esa ventana te das cuenta de la importancia de cada cosa"

La Fundación Siloé atiende, de forma integral, a personas en situaciones de vulnerabilidad o de exclusión social, y de manera preferente a menores en situación de riesgo social, personas con discapacidad intelectual, personas afectadas por VIH-Sida, reclusos o ex reclusos, personas con trastorno mental severo, y colectivos vulnerables en general. Siloé inició sus actividades en el año 1989, en el Centro Penitenciario 'El Coto', en Gijón, desde el trabajo social del equipo pastoral y voluntariado cristiano de prisiones. Se creó en aquel momento para dar respuestas a las necesidades de presos y ex presos, principalmente, a personas con SIDA por infección de VIH. En febrero del año 1990, la Asociación 'Siloé' abre la Casa de Acogida 'Siloé', para personas con VIH-SIDA en fase terminal en situación de abandono y extrema necesidad. Posteriomente fue ampliando su abanico de trabajo para llegar a más colectivos, a todos con los que trabaja hoy en día.