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El Greco, Velázquez y Goya llegan al Museo de Bellas Artes de Bilbao en la 64º edición de 'La Obra Invitada'

'El Lazarillo de Tormes' de Goya, 'San Francisto en éxtasis' de El Greco y 'La venerable madre Jerónima de la Fuente' de Velázquez, tres joyas que en su día formaron parte de colección de arte de Carmen Marañón-Fernández, hija del doctor Gregorio Marañón

de izquierda a derecha: Miguel Zugaza, director del museo; Borja Baselga, director gerente de la Fundación Banco Santander; Carmen y Alejandro Fernández de Araoz, hijos de Carmen Marañón-Fernández de Araoz; y Patricia Arias, directora territorial País Vasco de Banco Santander y vocal del Patronato del museo. / MUSEO BELLAS ARTES DE BILBAO

de izquierda a derecha: Miguel Zugaza, director del museo; Borja Baselga, director gerente de la Fundación Banco Santander; Carmen y Alejandro Fernández de Araoz, hijos de Carmen Marañón-Fernández de Araoz; y Patricia Arias, directora territorial País Vasco de Banco Santander y vocal del Patronato del museo.

Bilbao

La 64º edición del programa 'La Obra Invitada' del Museo de Bellas Artes de Bilbao ha presentado por primera vez las tres pinturas de tres figuras universales del arte español: El Lazarillo de Tormes de Goya, San Francisco en éxtasis de El GrecoLa venerable madre Jerónima de la Fuente de Velázquez.

Tres joyas que en su día formaron parte de colección de arte de Carmen Marañón-Fernández, hija del ilustre doctor Gregorio Marañón, y que ahora la familia ha querido compartir con el público que visite el Bellas Artes.

"Cada una de estas obras representa un género característico de la escuela española. La pintura religiosa, el retrato y la pintura costumbrista, unidad por un mismo sentido naturalista y anticlásico que fascinó a la vanguardia artística europea moderna", ha explicado Miguel Zugaza, Director del museo.

“Carmen fue una mujer muy especial, culta y elegante, pero sencilla y humilde”, según ha descrito Alejandro Fernández de Araoz Gómez-Acebo a su abuela, quien estudio Filosofía y Letras en el Madrid de los años 20 y siempre estuvo rodeada de artistas, intelectuales y pintores. Este entorno, y la figura de su padre, Gregorio Marañón, le llevaron a reunir su colección de pinturas, entre las que destacan las que ahora reúne el Museo de Bellas Artes y aglutinan tres siglos de historia del arte español.

La primera de ellas es San Francisco en éxtasis de El Greco, pintada entre finales del siglo XVI y principios del XVII, que representa el momento de intimidad del santo antes de la estigmatización y encarna el valor de la salvación a través de la penitencia y la oración propio de la Contrarreforma.

La venerable madre Jerónima de la Fuente, pintada por Diego Velázquez en 1620, es la segunda de las piezas y constituye uno de los pocos retratos femeninos en el catálogo del pintor, que en este caso representa a la madre Jerónima, a quien retrató otras dos veces más, de cuerpo entero como ejemplo de piedad, silencio y entrega.

La tercera pieza fue un regalo del Marqués de Amurrio al doctor Gregorio Marañón, El Lazarillo de Tormes, pintado por Francisco de Goya a principios del siglo XIX y que recoge el pasaje de la novela en el que el ciego, en un acto cruel, huele el aliento de Lazarillo para comprobar si le ha robado o no la longaniza.

Estas tres obras maestras se expondrán en la Sala M, "con el lema Madre", del museo hasta el 5 de septiembre y estarán acompañadas por el Retrato de Dña. Carmen Marañón pintado por el artista eibarrés Ignacio Zuloaga, quien tuvo un vínculo muy estrecho con la familia.

 
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