Arroyo, impulsor del modernismo en Palencia

Palencia

Hoy quiero recuperar la figura de un ilustre palentino al que Palencia debe buena parte de su carácter arquitectónico y estético como ciudad: Jerónimo Arroyo, de quien hace un par de semanas se conmemoraba el 75 aniversario de su muerte. Particularmente creo que, junto a Victorio Macho - con quien llegó a trabajar - Arroyo es una de las figuras más destacadas del latir artístico de la ciudad, pero cuya importancia no ha sido valorada y aprovechada lo suficiente.

Dice el acervo popular "que hay que saber afeitar un huevo en el aire", refiriéndose a la habilidad de sacar provecho económico de todo. Pues bien, traslademos el dicho popular a lo cotidiano y rentabilicemos lo que tenemos en el espacio patrimonial, que no es poco. ¡Ay si los responsables de tales eventos pensaran en catalán!

Jerónimo Arroyo se graduó como arquitecto en 1899 en Barcelona, donde había tenido como profesor a Domènech i Montaner. A su regreso a Palencia incorporaría el modernismo a la ciudad como arquitecto municipal y diocesano. Suyo es el proyecto de la Diputación Provincial, de estilo neoplateresco, que está considerado como el más insigne de su creación.

La imagen de Jerónimo Arroyo sigue presente, integrado en el paisaje urbano de la ciudad, con la escultura realizada por Luis Alonso, situada en la "Bocaplaza". El arquitecto observa una de sus creaciones, la fachada de lo que fue Caja España y que ahora ocupa la sede del Consejo de Cuentas de Castilla y León. No lejos de allí nos encontramos con lo que fue su estudio, hoy Oficina Provincial de Turismo, y con la espléndida fachada del colegio de Villandrando. A él se debe también el proyecto del Hospital psiquiátrico, en Manuel Rivera, y el edificio de la Antigua Florida, ambos rehabilitados hoy para viviendas. Reformas aparte, como la del Teatro Principal, no debemos pasar por alto su labor como escultor. Un ejemplo es la imagen de la Inmaculada en la plaza de la Catedral.

En fin, algunos pasos se dieron en su día gracias a la asociación Jerónimo Arroyo, impulsora precisamente de la imagen en broce del artista y del museo. Mención destacada merecen también las rutas escenificadas llevadas a cabo, años atrás, en el trayecto de la calle Mayor, cuna del artista y escenario principal de su obra. Pero faltó continuidad y la pandemia no lo ha puesto fácil. Claro que nunca es tarde.

La huella de Jerónimo Arroyo ha quedado impresa para siempre en el paisaje urbano de Palencia y también en los alrededores como testimonio de una época vivida. El reflejo de su obra permanece hoy bajo las cúpulas del instituto Jorge Manrique, una de sus construcciones más distinguidas y que acoge el merecido museo del arquitecto palentino.

Lo dicho: rentabilicemos lo que tenemos. Aún estamos a tiempo.