El Real Murcia gasta otra bala en un partido sin rumbo ni dirección

Murcia

Tres puntos por la dignidad ante la Balompédica Linense. Esa era la misión de un Real Murcia de capa caída y cuyo rendimiento le ha llevado a estar más pendiente de los puntos de sus rivales que de los suyos propios. Con esta premisa, el escenario de Nueva Condomina abrió el telón con Nereo Champagne en la portería, defensa de cuatro para Edu Luna y Miguel Muñoz en el eje, abiertos Gurdiel y Molinero en costados, Verza, Abenza y Carrillo -más adelantado- en el centro del campo, Adri Fuentes en la izquierda, Guille Lozano derecha y Toril en punta.

Los primeros minutos del partido fueron de tanteo, aunque el peso lo llevó la Balona en el inicio. Rápidamente quiso mimar la pelota el Murcia, solo en un abrir y cerrar de ojos con más insistencia que juego, aunque la construcción desde la medular se precipitó con un Abenza incómodo en sus tareas junto a Verza. Cuando quería despertar el equipo pimentonero, sin emoción sobre el verde, se hizo daño Adrián Fuentes. Esta lesión muscular obligó a Loreto a sacar a Segura en el minuto 11 y confirmó que el Murcia fue un quiero y no puedo sin ideas claras hasta el ecuador de la primera parte.

Ahí llegó la fortuna, la jugada de la suerte para el Real Murcia. Guille Lozano chutó en el minuto 25 y dio en la mano de un jugador de la Balona, algo que nadie protestó. Carrillo fue el encargado de ejecutar la pena máxima, un disparo potente a la izquierda de Miras, que se estiró con un gran paradón. Esta oportunidad fallada hizo que un sector de la grada estallase con un sonoro "jugadores, mercenarios". El propio Carrillo, visiblemente enfadado, intentó en dos acciones consecutivas enmendar su fallo, pero no fue posible.

Con el rebufo de las malas sensaciones por el fallo, el Murcia arrastró los minutos siguientes esa losa. Sin embargo, Carrillo, el que erró la pena máxima, se fue hacia arriba y fue el principal impulsor de su equipo al orquestar jugadas de ataque sin mayores consecuencias. Ni con esas fue capaz de moverse el marcador, con más peloteo que fútbol en los primeros 45 minutos en un 'quiero y no puedo' del equipo grana.

Con la salida tan seca del equipo local en la segunda parte, Loreto tuvo que reactivar el partido o, al menos, intentarlo al dar entrada a Iván Pérez. El sacrificado fue Guille Lozano, Molinero se puso en la derecha y Gurdiel adelantó su posición para tener más mordida como medio derecho colgando balones al área. El planteamiento fue lógico, aunque al Murcia le faltaba más fe en lo que estaba haciendo. Le duraba poco el balón y las ideas seguían sin fluir.

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El susto lo dio Molinero en un encontronazo con posterior caída. El lateral pimentonero tuvo que ser asistido tras un golpe en la cabeza con el suelo que afortunadamente no fue nada. En ese momento quiso tirar de coraje el equipo grana, arengado por la grada. Carrillo, el mejor del Real Murcia, lo intentó desde lejos en el 64 y Miras hizo una parada de mérito para impedir la apertura del marcador. Eran los mejores minutos de los locales.

La mala noticia fue que el reloj de Nueva Condomina iba agotando sus opciones y al Murcia se le acababa el tiempo en lo que podría ser otra bala gastada. Hubo más ocasiones con cambios de Loreto. Saltaron al verde Rognny y Yeray y abandonaron el terreno de juego Verza y Molinero. Insistió mucho el equipo local con Miguel Muñoz de cabeza y después con el propio Yeray.

Pero, sin duda, el castigo y la última palabra estuvo cerca de ponerla la Balona en el minuto 89. Nereo Champagne pudo salvar el punto con un gran paradón que puso en jaque a la afición murcianista en las gradas. Así acabó el partido, con un Real Murcia sin rumbo ni dirección que no supo aprovechar sus ocasiones. De haber ganado, el equipo grana hubiese empatado a puntos con el Córdoba, se hubiera puesto a un punto del Tamaraceite y a tres de la segunda plaza que marca el Sevilla Atlético.