Librerías de Vitoria relatan cómo han sobrevivido a la pandemia
Cadena SER Vitoria hace un recorrido por los negocios culturales de Vitoria como Vinylora, Zuloa, Mara Mara y Anegón
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Los propietarios de librerías, tiendas de música y salas de cine se sinceran sobre su balance anual desde la llegada de la COVID-19 / Unsplash
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Vitoria
"Fueron días muy negros y no sabíamos cómo actuar", frases que se repiten entre los propietarios de librerías o tiendas de discos de Vitoria. Hacen balance de este año de pandemia y recurren a los tópicos, pero no hay otra. Aseguran que los primeros meses de cierre total, de confinamiento, fueron meses "terribles y muy duros".
Los propietarios de los establecimientos cuentan sus experiencias
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Anegón, la librería más antigua de Vitoria, abierta desde 1947, ha vivido momentos muy difíciles y ha superado muchos obstáculos en más de setenta años de vida. Así que su propietario Gonzalo Villate, reconoce que ha tenido 'enemigos', tan malos o incluso peores que la pandemia, "como el boom de los bazares o la aparición de Amazon". Villate concluye: "La gente no compraba ni material escolar porque no sabía cómo iba a ser la vuelta al cole".
"Las expectativas eran muy malas", nos dicen desde la librería Zuloa, en la calle Corerría tras cerrar durante el confinamiento. Sin embargo, Txintxu San Martín hace balance un año después y su valoración es menos rotunda :"El año no ha sido tan malo como esperábamos y con la campaña de navidad compensamos un poco".
Marta Martínez, de la librería Mara Mara en la Cuesta de San Francisco repasa el último año con preocupación aunque con algo de alivio: "Lo pasamos fatal, fue algo que no se había dado nunca antes". Marta pensó en un principio que solo tendrían que cerrar la librería dos semanas, "pero resulta que al final tuvimos que cerrar durante dos meses", y es que la librería Mara Mara se abría al público en 2019, el cierre del 2020 les afectaba de manera directa a un negocio tan incipiente.
La vuelta a la tortilla de la crisis sanitaria tuvo distintas formas. Mientras unos optaron por la entrega de pedidos a domicilio, otros vieron con alivio la llegada de los "bonos cultura". Es el caso de la tienda de vinilos Vinylora de la calle Correría.
"Hasta las crisis tienen algo de positivo", concluyen todos los propietarios de estos negocios, y es que se han sentido muy apoyados por sus clientes, "quienes nunca les han dejado de lado", dicen. Y es que ellos saben, como afirma Marta, que "la cultura nos salva siempre, incluso cuando no se puede viajar", porque un libro, un sonido o una imagen, te puede hacer volar y transportarte hasta el lugar más remoto.