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La paradoja de rebajar el grado de protección para evitar su ruina

Peñaranda de Duero logra la autorización de la Junta que permitirá convertir en un negocio hostelero un antiguo

Calle Los Tercios de Peñaranda de Duero / Google Maps

Calle Los Tercios de Peñaranda de Duero

Peñaranda de Duero

La Junta de Castilla y León da su autorización definitiva a un cambio relativo a la protección especial que tiene un antiguo lagar de Peñaranda de Duero. El Ayuntamiento aprobó inicialmente en junio del año pasado y provisionalmente en octubre una modificación puntual del Plan Especial de Protección del Casco Histórico con objeto de cambiar el grado de protección, de integral a estructural, de esta construcción ubicada en la calle Tercios 14. El promotor de este cambio es el propietario de este edificio, que, al parecer, tiene intención de rehabilitarlo para ubicar algún negocio hostelero.

La cuestión es que esta edificación actualmente, si la normativa urbanística impide su adaptación, acabaría desapareciendo. Este acuerdo, que cuenta ya con el visto bueno de la Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo, cambia el nivel de protección de este edificio de integral a estructural, lo que permite un mayor margen de maniobra para reformarlo. La medida se justifica en la idea de que “la única forma de que un edificio perdure en el tiempo es dotándole de un uso; de lo contrario será inútil y desaparecerá”, explica el documento en el que se fundamenta esta modificación. Dice también que “más allá de cómo museo o centro de interpretación, no es posible conservar integralmente un edificio de estas características de manera realista, debido a su configuración espacial interior y a la ausencia de una rentabilidad económica viable”. No obstante reconoce que “en su estado actual este edificio tampoco podría utilizase como un museo o centro de interpretación de los lagares”, puesto que “su configuración original se encuentra notablemente transformada, presentando varios elementos degradantes originados por actuaciones relativamente recientes”. Y añade que “la actual protección integral es excesiva, teniendo en cuenta que carece de gran parte de los elementos que definen un lagar tradicional”, puesto que “apenas se conserva la pila de piedra enterrada, que sí debería respetarse y conservarse en todo caso, pero falta la gran viga de la prensa, así como otros elementos que definen estructural y funcionalmente un lagar tradicional de la Ribera del Duero”.

Dice Iván de la Vega, teniente de alcalde del consistorio Peñarandino, que a la postre, esta medida puede repercutir positivamente en el interés general del municipio. En definitiva, promoviendo esta modificación urbanística, el Ayuntamiento de Peñaranda de Duero ha querido evitar “el mero carácter escenográfico de la arquitectura, que en ocasiones imposibilita la rehabilita ión de los edificios y puede conducir a una futura ruina”. Aunque se trata de un caso concreto, dice el concejal que en Peñaranda de Duero hay muchas edificaciones que podrían acabar en estado de ruina precisamente por el riguroso grado de protección que tiene el casco histórico. “Nosotros tenemos una gran parte del núcleo urbano protegido por conjunto histórico artístico y esto supone que, aparte del problema que tienen la mayoría de los pueblos en cuanto a las viviendas, que se abandonan, que las familias no se ponen de acuerdo en arreglarlas o en hundirlas si ya no queda otro remedio, se suma a esto las trabas que implica está protección del conjunto histórico”, comenta de la Vega.

 
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