'Acción y reacción', por Emilio Ivars

Murcia

Acción y reacción

Anda que no nos han deparado sorpresas las dos últimas semanas. Pensabas que pocas cosas podían superar a lo ocurrido en 2020 y casi estás deseando que acabe ya este 2021 o que alguien te despierte de este maldito sueño. Hace quince días amanecías con el anuncio de que el inicio de un cambio político podía producirse en esta región, pero lo que nunca podías imaginar -ni nadie te podía anunciar- es que la cosa acabara como acabó, con la entrega del gobierno de la Educación y la Cultura regional a los tránsfugas de VOX; sí, tránsfugas de VOX, con todas las letras.

Allá por el año 1684 Newton publicaba sus tres leyes de la dinámica, las conocidas como leyes de Newton. Seguro que te suenan: sobre la inercia, sobre la aceleración y sobre el principio de acción y reacción. Y es sobre esta tercera ley, la de acción y reacción, sobre la que me gustaría charlar contigo hoy en esta pizarra.

Decía Newton que cuando dos cuerpos interaccionan aparecen fuerzas iguales y de sentidos opuestos. Para que me entiendas, si tú empujas una caja de naranjas, la caja de naranjas ofrece una resistencia a ese movimiento. Frente a tu acción de empujar, la caja ofrece la reacción de resistirse a ese movimiento que tú quieres hacer. Tienes múltiples ejemplos en tu vida cotidiana. Gracias a este principio de acción-reacción puedes entender cómo andas pegado al suelo, cómo eres capaz de dar una patada a un balón o golpear una pelota con la raqueta, clavar un clavo o -de manera mucho más sofisticada- entender cómo puedes viajar en avión o en cohete al espacio. Casi nada. Si no fuese por este principio, a nada que nos dieran un empujón de acción, saldríamos disparados sin ninguna reacción.

Te cuento esto porque vienen tiempos de auténtica reacción ciudadana. No valen excusas. Han pulsado el botón de la acción donde más daño te hace, donde más te duele, en la educación de tus hijos, de tus nietos. Y ante esa ofensiva contra el derecho de las niñas y niños a ser educados en libertad, en la tolerancia, en el respeto mutuo... no cabe otra respuesta que la reacción, cuanto más colectiva mejor. Aquí no cabe que tú vayas por tu lado y yo por el mío, porque si lo hacemos de esa manera nos arrollarán. Ante una acción desmesurada, una reacción organizada y contundente.

Vender la educación y la cultura a quien su mayor obsesión es limitarlas a sus propias convicciones y creencias, sin dar espacio a la diversidad que tanto y tanto te enriquece, nos enriquece, es una acción de fuerza que requiere una contundente respuesta de reacción por tu parte y por parte de muchísima gente de casi todo el espectro político, social e ideológico que no entiende de censuras, de vetos ni de imposiciones limitadoras de derechos.

A tiempo estamos, creo, de unir nuestras fuerzas. De pasar de la indignación a la reacción. Ya estás viendo estos días grupos de personas firmando manifiestos, organizando concentraciones y escribiendo cartas. Sigue así, no pares, no paremos y hagámoslo lo más coordinado posible porque si no somos capaces de unirnos en la defensa de nuestra educación y nuestra cultura -que es la defensa de nuestro futuro- sabes que serán capaces de hacer contigo, con nosotros lo que quieran.

¿Seremos capaces de reaccionar? No te pongas de perfil, no valen las buenas palabras para contentar a todos. ¡¡Reacciona!! ¡¡Reaccionemos!! Que nadie nos impida seguir educando a nuestros chavales en libertad, en igualdad, en tolerancia, en diversidad. Solo así conseguiremos la sociedad que todos buscamos de cara al futuro.

Nos han empujado, así que toca demostrar nuestra fuerza conjunta para evitar que puedan tumbarnos.

Nos vemos en la próxima pizarra.