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Mujer y medio rural: sin coordinación entre administraciones

Existen acciones, estrategias y ayudas, pero carecen de nexo, están atomizadas, y no se mide su impacto y resultados. Es la principal conclusión de un estudio realizado en la Universidad de Zaragoza que estudia Aragón desde una perspectiva de género

La despoblación está muy ligada al componente de género / John Milner (LightRocket via Getty Images)

Teruel

La crisis del medio rural, la concentración de la población y la economía en los núcleos urbanos no es un fenómeno nuevo, como tampoco los programas y planes para fomentar el desarrollo rural en Europa. Sí es novedoso que este problema haya entrado con fuerza en la agenda política y que genere más interés o preocupación entre la sociedad. Desde la década de los 90 se ha intentado estimular a la población para que viva y trabaje en los pueblos. Aunque ha habido algunos éxitos, el balance final dista mucho de ser el deseado.

Docentes e investigadores del Grupo de Estudios de Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza han analizado la situación del medio rural aragonés desde una perspectiva de género.

“La despoblación está muy ligada al componente de género”, explica Marí Luz Hernández, coautora de esta investigación. Las mujeres fueron las primeras en dejar el pueblo para trabajar o estudiar en la ciudad. Pueden acelerar o frenar la emigración al trasladarse con la familia a otro lugar. Ellas se ven obligadas a emprender para crear sus propios empleos y servicios que benefician a toda la población.

Crean sus empleos y servicios

La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es crucial en las políticas a escala local, nacional e internacional. Medir su contribución en general, y en particular en el medio rural, es una de las acciones para darles la visibilidad que durante siglos se les ha negado y para favorecer su empoderamiento. Esos eran objetivos del análisis que durante el año 2018 hicieron Mari Luz Hernández, Alberto Serrano, Junnyluz Méndez y Carlos López. Quisieron conocer los ámbitos de mejora de las mujeres rurales aragonesas, su grado de satisfacción, el impacto que su acción e iniciativa ha tenido en la economía y en el territorio, su participación en las estrategias contra la despoblación, así como en los procesos de gobernanza que deciden y diseñan el futuro.

Es el empleo el aspecto al que más importancia conceden las mujeres, seguido de la posibilidad de conciliación y corresponsabilidad. Por eso la creación de servicios para el cuidado de menores y mayores, y para la mejora de los ya existentes están entre sus iniciativas empresariales. “Cuanto más lejos del centro del Valle del Ebro, más se manifiesta la necesidad de emprender si se quiere permanecer en los pueblos” señala Hernández. Según este estudio la mayor parte de las mujeres trabajan, bien emprendiendo o bien por cuenta ajena, en el sector servicios. Se puede mejorar la empleabilidad en nuevas actividades y con la realización de trabajos on line. Que puedan acceder a nuevas fuentes de financiación a formación, y a redes de cooperación entre emprendedoras es algo que les motiva.

Poca confianza en la administración

Si antes los padres animaban a sus hijos a estudiar y a marcharse del pueblo, se aprecia un cambio de tendencia y no se entiende el regreso como un paso atrás. La mejora de equipamientos, servicios y un nuevo concepto de la movilidad ha contribuido a derribar algunos estereotipos de la vida en baja densidad, aunque hay reivindicaciones que siguen siendo un clamor. Entre ellas destacan la mejora de los equipamientos educativos y de transporte escolar, los sanitarios, y las telecomunicaciones con internet de calidad, y preferiblemente con fibra óptica. “Es imprescindible dotar de buena conexión a internet a todos los municipios porque facilita la calidad de vida de los que ya viven y los que pueden volver. Aquí la administración que es la principal responsable tiene mucho que hacer”, afirma Hernández

No todo lo que valoran las mujeres del medio rural es cuantificable. La identificación con el lugar y aportar a la comunidad es inmaterial y sin embargo tiene un fuerte peso en sus decisiones de vivir o trabajar en un pueblo. En esa línea, fomentar el asociacionismo, la cooperación y la participación en las decisiones son muy beneficiosos para aumentar su grado de satisfacción y en ello puede seguir trabajando la administración, pero de forma coordinada. Aquí está una de las quejas más claras y meridianas que ha arrojado el Estudio de la situación del medio rural aragonés desde una perspectiva de género 2018. “Las mujeres no tienen mucha confianza en lo que la administración hace a favor de mejorar su satisfacción e integración en las zonas rurales”, y se echa en falta la comunicación y “un acercamiento mayor de la Administración a la ciudadanía”.

Medir los resultados para decidir

Después de analizar datos y de hacer entrevistas y encuestas individuales y grupales a mujeres de todo Aragón, el Grupo de Estudios en Ordenación del Territorio, extrae como principal conclusión que “las distintas normativas y programas que se ocupan del medio rural, de las directrices de mejora de la calidad de vida y de los programas de gestión de fondos financieros están faltas de conexión entre sí”. Tampoco hay nexo o coordinación en las actuaciones y objetivos de otras administraciones públicas que intervienen en estos procesos que son decisivos para las zonas de interior de Aragón. Ni se plantea una política pública que mida el impacto y el resultado de todos esos instrumentos y, en algunos casos, aunque el resultado sea positivo no garantiza su continuidad por el cortoplacismo político y legislativo.

 
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