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Jardinería

Una segunda vida para los troncos enfermos de la Magdalena

El jardinero de la península de la Magdalena lleva años haciendo formas originales con los troncos de los árboles que son talados por su mal estado

Entrevista Rogelio jardinero en la península de la Magdalena (18/03/21)

Entrevista Rogelio jardinero en la península de la Magdalena (18/03/21)

09:42

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Rogelio empezó a trabajar en la península de la Magdalena como jardinero en el año 2000. La mala fortuna o la buena suerte, como él dice le llevó a sufrir un accidente laboral en una serrería en la que trabajaba como cortador de árboles. Perdió los dedos de un pie y tuvo que dejar el trabajo.

Eso le llevó a comenzar como jardinero en la península de la Magdalena, por eso se siente afortunado. Dice que trabajar en un lugar así no tiene precio, “es un lujo ver amanecer con esas vistas y disfruta del cambio de estación en un lugar tan especial”.

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Aunque eso sí, estar tan cerca del mar tiene sus inconvenientes ya que cuando hay nordeste durante los inviernos se pasa mucho frio. Se encarga del mantenimiento de la jardinería en las 28 hectáreas de naturaleza que tiene la Magdalena, con lo que reconoce que es imposible aburrirse, siempre hay algo que hacer.

A veces siega, otros días poda, y siempre mantiene especialmente cuidados los lugares más visitados, la entrada, caballerizas, el minizoo. “Es mucho trabajo, pero muy agradecido, ya que enseguida luce lo que haces”, reconoce Rogelio.

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Recuerda que hace años había temporales pero que ahora hay muchos más y más intensos, entre sus consecuencias, los árboles que se ven afectados, a veces es sólo una rama, otras el árbol entero. Cuando pasa el temporal, tiene que revisar cada árbol por si alguno se hubiera visto afectado y se tienen que quitar las ramas para evitar se caigan.

Y cuando es el árbol entero el que cae tiene que llamar para que vengan a retirarlo, es en esa espera cuando talla los restos del tronco. Es algo así como darles una segunda vida. Lo hace de una forma rápida en quince minutos apenas ya que no tienen mucho tiempo más.

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Y lo hace de una forma sencilla. “Yo no tengo una formación, soy autodidacta, cojo la motosierra y doy forma al tronco, lo tallo con forma de silla, de seta o de foca incluso”.

Es precisamente una de las tallas más viejas, la foca, según nos cuenta, de hecho, ya no le queda mucho, se están descomponiendo los trozos de corteza de árbol y está algo carcomida.

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

Talla en la Magdalena.

Talla en la Magdalena. / cadena ser

¿Por qué no los tratas para que duren más?, le pregunto. “No, eso es parte de la gracia, les doy una segunda vida, pero cuando llega su hora se tienen que ir, es el ciclo de la vida. No hay que intervenir más de la cuenta”, responde.

Dice que le gusta cuando la gente mayor se sienta en una silla tallada o cuando los niños juegan con uno de sus animales tallados. La mayoría de los árboles que él trata son pinos, pero insiste en que nadie piense en que se está tratando mal a los árboles, solo actúa cuando ya hay que talarle, porque está enfermo o roto.

 
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