Un año después de cerrar los coles, Madrid ya planifica aumentar los alumnos por aula el curso que viene
Directores de colegios e institutos coinciden en que la bajada de las ratios ha sido el mayor logro que se ha conseguido en la pandemia
Madrid
Ha pasado un año desde aquel 11 de marzo de 2020 donde la pandemia dejó las aulas de la comunidad de Madrid vacías. La Comunidad de Madrid suspendió las clases y las familias tuvieron que conectar a sus hijos desde casa, via online, durante más de tres meses. Un año muy duro para la comunidad educativa donde todos coinciden en que la mayor ventaja que se ha conseguido son las ratios actuales: la creación de grupos burbuja y las distancias llevaron a bajar el número máximo de alumnos por clase en primaria a 18 y a 23 en los institutos. La propia presidenta, Isabel Díaz Ayuso, llegó a decir al inicio del actual curso escolar que le gustaría que esas ratios se quedaran por sistema. Sin embargo, su gobierno no va a dar ningún paso al frente para que así sea.
Todo lo contrario. La consejería de educación ya ha empezado a comunicar a los centros educativos que a partir de septiembre, de cara al curso 2021/2022, sin saber aún cómo evolucionará la pandemia, las aulas deben planificarse con las ratios pre-covid, es decir, un máximo de 25 alumnos en primaria, de 30 en secundaria y 35 bachillerato. "Volvemos tan mal como estábamos antes de la epidemia, lo cual es elevadísimo", explica Esteban Álvarez, presidente de ADIMAD (Asociación de Directores de Instituto de Madrid), "no se corresponde con lo que nos habían dicho, con lo que prometió la presidenta Ayuso", añade. Los directores lamentan no solo la oportunidad perdida, sino que otra vez habrá una planificación errónea que les obligará a cambiar los planes en el último momento. "El hecho de tener menos alumnos, permite que puedan tener una atención más individualizada", asegura Oscar Centeno, presidente del Consejo de Directores de Primaria de Madrid: "Hemos observado estos meses como han mejorado los resultados académicos, como mejora la convivencia y la participación; así que si queremos que los alumnos estén mejor atendidos es absolutamente necesario que mantengamos unas ratios bajas en la educación", añade Centeno.
Es la cara A de la pandemia en las aulas, que un año después sigue dejando aulas y alumnos confinados, en cuarentena, por algún positivo. Sin embargo, alumnos, profesores y personal no docente han conseguido vivir una cierta normalidad dentro de la excepción. Directores de colegios e institutos coinciden en que lo más duro fue el principio, el cierre inicial de las aulas, "todavía no teniamos demasiada información sobre lo que estaba ocurriendo, si iba a durar mucho o poco" recuerda Oscar Centeno, también director del colegio Santo Domingo de Algete. Para Esteban Álvarez, de ADIMAD, lo peor fue "el shock inicial, pero quizá peor aún el mes de septiembre cuando la consejería nos dijo de pronto que en una semana teníamos que cambiar toda la organización del centro".
Un cierre, ahora, no se entendería
Un año después, nadie entendería que los centros tuvieran que cerrar al completo. Otra afirmación en la que coinciden directores de primaria y secundaria. "Hay que luchar todavía por mantener al menos la educación semipresencial hasta que esto se resuelva", afirma Álvarez que sentencia que la mejor lección que la comunidad educativa ha aprendido con la pandemia es que la enseñanza es, por definición, presencial: "que un profesor puede cambiar la vida de un alumno, que la interacción entre alumno y profesor es básica, que necesitan vernos y verse entre ellos", enumera el presidente de ADIMAD, director también de un instituto en Soto del Real. Coincide en ello Óscar Centeno, "todos estamos de acuerdo en la importancia que tiene la educación presencial, en la necesidad de que los estudiantes vengan al centro, no solo por los resultados académicos, también es fundamental que trabajen en común entre ellos".