La sororidad de Noemí Santana

Tenerife

Noemí Santana dijo ayer que Vidina Espino no ha acudido ni un solo día a la comisión de protección de la infancia. Espino se defendió explicando que si falta a esa comisión es porque tiene un niño pequeño que cuidar y el jueves se lo dedica a él. ¿Alguien ha pensado en ese niño que hoy es objeto de debate público?, ¿para qué sirven todas esas comisiones de protección de la infancia?

Todos esperábamos que Noemí Santana, una mujer de izquierdas y feminista, recogiera el guante de Vidina Espino y se mostrara sensible con una mujer que cuida de su hijo, defendiendo la conciliación, pero no lo hizo. Con una sensibilidad de esparto la portavoz de Podemos le espetó a Vidina que en la cámara hay muchos padres y madres que cuidan a sus hijos como hace ella. Y chimpúm. 

¿Cómo puede un referente feminista que conoce perfectamente lo que sufren las mujeres que cuidan en el Parlamento mostrarse tan insensible con una compañera por ese motivo? Noemí Santana estuvo embarazada en el Parlamento y aguantó lo inaguantable. Es una secuela muy triste del 8 de Marzo, día que precisamente Noemí Santana, y con razón, defendió el derecho de las mujeres a conciliar la vida familiar y laboral.

Vidina Espino no lo dijo todo, eso también es cierto. Las mujeres acaban teniendo que justificar hasta la hora en que respiran. Los jueves a la hora de la comisión de estudio de la infancia los niños están en clase, pero el jueves es el día que Espino pasa con su hijo cuando sale y entra de clase. Vidina no solo cuida de su hijo sino que también da clase en la Universidad Fernando Pessoa. Este es el argumento que manejan en la bancada morada para justificar una intervención muy desafortunada de su líder, Noemí Santana, que ayer sirvió a su partido (o al poder) pero le falló al feminismo.

Los partidos políticos lo fagocitan todo, primero se comen el pensamiento crítico, después destruyen las ideas y acaban destruyendo hasta las luchas más dignas y transversales que existen. El feminismo no es una mascarilla morada, ni un golpe de pecho, ni una saeta, ni mucho menos un discurso vacío sobre la sororidad. El feminismo es necesariamente coherencia y lo coherente ayer era no cuestionar dos veces a una mujer que cuida por el hecho de cuidar a su hijo.

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