Andalucismo hoy
Manuel Pareja
Jerez de la Frontera
Pasada la fiesta de Andalucía, muchos se preguntan si sigue teniendo sentido el Andalucismo, si el proyecto político andalucista tal y como nos fue dado en los años de la transición, en los que se ganó la autonomía, sigue vigente. En su conjunto creo que no, aunque no debe ser excusa para no celebrarnos. Andalucía es más que una realidad política o una aspiración autonómica. Es una forma de instalarse en el mundo, una muy peculiar e inclusiva, vitalista, parsimoniosa y acompasada al ritmo de una vida que se sabe milenaria. No necesita identidades, hechos diferenciales y carece de cualquier vestigio de victimismo. A diferencia de otras, rechaza el nacionalismo de las no naciones y lejos de concentrarse en preservar lo propio, exporta sin prejuicio su forma de ser y estar en el mundo. Gran parte de la realidad hispanoamericana comparte esa forma andaluza. Uno de los errores del andalucismo político, a parte del efímero protagonismo de sus líderes, fue no entender que no se puede hablar de andalucismo seguido de etiquetas, sea progresista, de izquierdas o confrontada con nuestra historia. Nos sobran los padres de la patria andaluza, porque Andalucía es mucho más que una patria. Se perdió la oportunidad de conformar una sociedad civil con influencia transversal en la realidad política, un movimiento de afirmación andaluz, no nacionalista, acaso algo regionalista, más allá del progresismo que se adueñó de su ser con tan poco éxito. No es tarde para un proyecto andaluz.