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Recobrando las vidas interrumpidas por el coronavirus

El personal de la UCI de Son Espases trabaja para conseguir la recuperación de los pacientes con el pronóstico más grave

Reportaje en la UCI de Son Espases

Reportaje en la UCI de Son Espases

10:29

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Palma

Son las once y media de la mañana. El cielo se ve de un gris plomizo desde las enormes ventanas de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Son Espases. Sus ocho boxes acristalados están ocupados por pacientes con coronavirus. Hay ancianos, hombres en la cincuentena y mujeres no muy mayores. Yacen en camas, rodeados de tubos, ajenos al trasiego del personal que les cuida. Médicos, enfermeras, auxiliares, celadores. Hablan entre ellos. Escriben las indicaciones en los cristales del box. La actividad convive con un silencio extraño.

Todo funciona como el mecanismo de un reloj. Es preciso. Tiene que serlo. Los pacientes están intubados. La mayoría ha llegado con un cuadro de neumonía por covid. Cuando el tratamiento en planta no es suficiente, el siguiente paso es el ingreso en la UCI. Un salto que aproxima al enfermo casi irremediablemente a la intubación. El miedo es la sensación más habitual, según Alberto Rodríguez, médico de la UCI desde hace 20 años. Cuesta sacudir ese miedo. La palabra de ánimo son las últimas que escuchan los pacientes antes de cerrar los ojos. "Procuramos transmitir ánimo, se trata de decir que esto forma parte del tratamiento y que el objetivo principal es recuperarnos" afirma.

En ese tránsito de la consciencia al sueño entra en juego el personal de enfermería. Acompañar en la soledad a la que condena esta enfermedad, suplir la ausencia de familiares o amigos. Lo sabe bien la auxiliar de enfermería Isabel Payeras, que reconoce que el proceso "te toca mucho la fibra". "Piensas que puedes ser tú, tu padre, tu marido o tu hija. Tratamos de hacer acompañamiento, de cogerle la mano al paciente y decirle que esté tranquilo, que todo irá bien, que va a descansar y que cuando abra los ojos todo habrá pasado".

El médico Alberto Rodríguez en la UCI de Son Espases

El médico Alberto Rodríguez en la UCI de Son Espases / CADENA SER

El médico Alberto Rodríguez en la UCI de Son Espases

El médico Alberto Rodríguez en la UCI de Son Espases / CADENA SER

La intubación

La intubación es el momento "más duro" para la enfermera Rosa Díaz. Muchos pacientes llegan despiertos, nerviosos. Apenas pueden respirar, casi ni expresarse. El miedo siempre es a no volverse a despertar, a pesar de que se les informa de la situación. "En mi caso trato de cogerles mucho de la mano, sobre todo cuando les tienen que dar una noticia" admite.

El paciente entra entonces en un estado de sedación. El objetivo de los médicos durante ese tiempo es limitar el dolor y mejorar la respiración según explica Rodríguez. Quien ingresa en la UCI lo hace además para una estancia larga. Le esperan días hasta volver a abrir los ojos. Y muchas semanas hasta regresar a su vida. La relación entre el personal y el paciente es cada vez más estrecha porque, aunque los sanitarios intentan no implicarse demasiado para que no resulte "devastador" a nivel personal, siempre hay "una sensibilidad que te mueve" según Payeras.

La auxiliar de enfermería Isabel Payeras en la UCI de Son Espases

La auxiliar de enfermería Isabel Payeras en la UCI de Son Espases / CADENA SER

La auxiliar de enfermería Isabel Payeras en la UCI de Son Espases

La auxiliar de enfermería Isabel Payeras en la UCI de Son Espases / CADENA SER

Los pequeños avances en la evolución de los enfermos son siempre triunfos, porque le acercan con paso lento hacia la recuperación. "A mí me marca mucho la gente con la que llevas un tiempo y a la que has cogido cariño. Cuando evolucionan bien ves su paso a paso, tan lento, pero vas viendo que van avanzando, que un día está despierto y les coges mucho cariño" destaca Díaz.

Durante esas semanas el personal médico es la única vía de información que tienen los familiares para conocer la situación de su ser querido. Llaman a diario a la persona de contacto. La empatía es fundamental para no desatar la angustia de quienes se encuentran al otro lado del teléfono y no pueden hacer nada para mejorar la situación de su familiar. Para Rodríguez es uno de los grandes retos a los que se han enfrentado los médicos durante esta pandemia, porque no están acostumbrados a llamar día a día y comunicar la situación a personas que están al otro lado del teléfono.

El despertar

En ese limbo se encuentran seis de los pacientes de esta unidad de UCI de Son Espases. Dos ya están despiertos e incluso pueden ver la televisión en el box. Han pasado por el proceso de despertarse, uno de los más lentos y complicados para los enfermos. El paciente abre los ojos y se encuentra en un mundo que no reconoce. No hay una percepción del tiempo que ha pasado, a veces ni siquiera del lugar en el que se encuentran.

La enfermera Rosa Díaz en la UCI de Son Espases

La enfermera Rosa Díaz en la UCI de Son Espases / CADENA SER

La enfermera Rosa Díaz en la UCI de Son Espases

La enfermera Rosa Díaz en la UCI de Son Espases / CADENA SER

"Es muy importante hablarles, decirles donde están. Explicarle muy bien lo que ha pasado y tranquilizarlos porque ellos abren los ojos y no saben dónde están ni lo que ha pasado" relata Díaz. Coincide en ello Rodríguez, que habla de "desorientación y ubicación" como sensaciones habituales. "Hay gente que se adapta muy bien y despierta con cierta tranquilidad y se deja hacer y hay quien el despertar lo manifiesta con agitación, inquietud e incluso con agresividad".

Protección

Son ya las doce en la UCI. Enfermeras y auxiliares entran en los boxes. Mueven a los pacientes, controlan la medicación, retiran residuos. La luz entra por las ventanas mostrando Palma aunque los enfermos no pueden verla. La unidad se extiende como una U con una isla de monitores presidiendo la estancia. Las constantes vitales de los pacientes se controlan desde esa zona.

El personal que entra a los boxes lo hace completamente blindado con equipos de protección individual. Con gafas, guantes, un buzo que les cubre completamente. Acostumbrarse a trabajar con el coronavirus ha sido otro reto porque antes podías entrar directamente en el box cuando algo sucedía con el paciente y ahora tardas algo más por los trajes de protección.

La previsión ahora es clave para desempeñar su trabajo. Quienes entran en el box tienen que tener claro el procedimiento a seguir para no desperdiciar el material de protección o para evitar desplazamientos innecesarios según la enfermera Díaz. El tratamiento farmacológico que se administra a los enfermos también ha cambiado mucho. En los últimos meses se ha mejorado y se han reducido los efectos secundarios según explica Rodríguez, que afirma que antes había un abanico muy amplio que generaba efectos secundarios mientras que ahora se hacen perfiles analíticos que permiten simplificarlo todo mucho más.

Cansancio emocional

La llegada de la vacuna también ha abierto la puerta a la esperanza, aunque el final todavía está lejos. Los contagios del último mes de 2020 provocaron en enero un récord de hospitalización en las UCI. Esta ha sido la peor época para los profesionales de la unidad. El cansancio también hace mella en el equipo. No tanto el físico como el emocional, que se ha ido acumulando en los últimos meses como piedras en una mochila. Díaz afirma que cuando se sienta en el sofá en su casa le vienen imágenes de los pacientes, de frases que le han dicho. "Son flashes que me van viniendo, pero lo aceptas y ya está, porque no se puede hacer otra cosa".

Para algunos es difícil cerrar la puerta de casa y olvidarse de lo que ocurre en la segunda planta de este hospital. Payeras afirma que "a todos nos ha tocado" y que hay días de una mayor sensibilidad. "Esto hace mella para toda la vida, lo llevamos en el ADN marcado" sentencia.

 
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