'Todas las familias felices se parecen, pero cada familia desgraciada lo es a su manera...', por Pepe Belmonte
Escucha el 'micromentario' de los lunes para el programa Hoy por hoy Murcia del catedrático de Literatura de la UMU
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Ensayos de Anna Karenina en el Teatro Nacional de Munich, Alemania, el 16 de noviembre de 2017 / Getty Images
![Ensayos de Anna Karenina en el Teatro Nacional de Munich, Alemania, el 16 de noviembre de 2017](https://cadenaser.com/resizer/v2/S42PAMHAGJIE3DIFIINPZGRK7M.jpg?auth=daadb6aed2fca18f249d822e9d1ee2f88d5f1972028b7c6be88ff5d4ec0f55e4)
Murcia
Hace unos días, por aquello de pasar el rato, propuse hablar, a través de las redes sociales, sobre cuál sería el mejor inicio de una novela en la literatura universal de todos los tiempos.
Micromentario / Pepe Belmonte (01-02-21)
02:06
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Mi favorita era, sin duda, el comienzo de Ana Karenina. Aquel en el que se dice: “Todas las familias felices se parecen, pero cada familia desgraciada lo es a su manera”.
Pronto aparecieron quienes me retaban con el principio de otras novelas, no menos solemnes y conocidas, como Cien años de soledad (“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento”, etc.) o, incluso, El capitán Alatriste, de nuestro Arturo Pérez-Reverte, con aquello de “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente”.
Y en este juego tan instructivo, me olvidé por completo, o no caí en la cuenta en ese momento, del comienzo de El tiempo entre costuras, de mi admirada María Dueñas, quien, desde hace unos cuantos años, me honra con su amistad. Seguro que les suena: “Una máquina de escribir reventó mi destino”.
Pues bien, la noticia no es esa, sino otra más grata que les va a hacer muchísima ilusión. Y es que el próximo 14 de abril sale a la venta la segunda parte de El tiempo entre costuras.
La novela lleva por título Sira, que es el nombre de ese entrañable personaje que cala tan hondo en el lector de la primera parte, y está ambientada en lugares como Jerusalén, Londres, Madrid y Tánger.
Sólo faltaría, para completar la buena nueva, que para entonces, para mediados de abril, si todos hacemos bien los deberes, la pandemia hubiera retrocedido lo suficiente como para que nos permitiera celebrar el acontecimiento y, ya de paso, escuchar a la propia María Dueñas de viva voz, y verla en carne mortal en la presentación de esta obra, que tanto promete, por tierras murcianas.
Pepe Belmonte