Sobre el aumento de la pobreza severa
La opinión de Pomares
Tenerife
La pobreza severa, empujada por los devastadores efectos económicos de la pandemia, podría superar los cinco millones de personas en España –alcanzando a casi el once por ciento de la población- según el último informe de Oxfam Intermón, publicado con motivo de la celebración del Foro de Davos. No se trata sólo de que haya 790.000 personas más empujadas a la extrema pobreza que supone vivir con menos de 16 euros al día, sino del avance brutal de la desigualdad: las personas con menos recursos han perdido en nuestro país, proporcionalmente, siete veces más renta que las más ricas. Esa terrible paradoja de la desigualdad se repite también a nivel mundial: las mil mayores fortunas del planeta ya se han recuperado del efecto de la pandemia, mientras que a los más pobres les llevará al menos una década lograrlo.
El desempleo provocado por la crisis sanitaria es en España el primer factor de aumento de la desigualdad y la pobreza. Los Ertes, a pesar de no cubrir el total de las retribuciones de los trabajadores afectados, de los problemas en su actualización y de los problemas de planificación provocados a las empresas por su constante improvisación, han sido vitales para evitar un mayor destrozo social: el informe de Oxfam calcula en 710.000 las personas que han logrado salvarse de caer en pobreza extrema por la aplicación de la más importante y efectiva de las políticas públicas desarrolladas para hacer frente a la crisis, aunque no han servido para proteger a casi 300.000 personas con trabajos irregulares o en economía sumergida. Muchas de ellas lo han perdido todo por los cierres. Otras medidas, como la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital, han funcionado mal. El propio Gobierno de la nación ha reconocido que la más publicitada de sus apuestas en materia social sólo ha logrado llegar a la quinta parte de los 850.000 hogares previstos. A pesar de los recursos destinados por el Gobierno a su puesta en marcha y tramitación, la medida sólo ha conseguido una muy pequeña parte de la cobertura anunciada.
El informe es desolador: desmonta la idea de que nadie va a quedar atrás. Cinco millones de españoles –uno de cada diez- demuestran que la propaganda no sirve para acabar con la pobreza.