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Relojes Díez (La Campanera)

La Firma de Javier Blanco

"Relojes Díez (La Campanera)", la Firma de Javier Blanco

"Relojes Díez (La Campanera)", la Firma de Javier Blanco

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Palencia

Todavía resuenan en nuestros oídos las campanadas del viejo reloj de la Puerta del Sol dando la bienvenida a 2021. Tres años tardó el leonés Losada en construir este viejo reloj de torre que fue inaugurado por Isabel II el 19 de noviembre de 1866 para conmemorar su cumpleaños.

Pero no es de este reloj del que hoy quiero hablar; será más bien la excusa para recordar la importante tradición que en la industria relojera tuvo Palencia a finales del siglo XIX y principios del XX.

Así rezaba la publicidad de la época: Fábrica de relojes de torre y Fundición de Campanas Moisés Díez. Palencia. (Frente a la estación). Tonalidad justa. Construcción esmeradísima. Metales de calidad. Exportación a todos los países. A lo que se añadía una coletilla final: construcción e instalación de pararrayos.

Y es que la fábrica de Moisés Díez gozó de gran notoriedad, dentro y fuera de España. El sonido de sus campanas se extendió por casi toda la geografía nacional y algunos países hispanoamericanos, como Chile o Venezuela. Fue un acierto que su padre, Eugenio Díez Villanueva, lo enviara a Suiza a progresar en sus aptitudes para la relojería.

A su vuelta a Palencia, en 1902, se hizo cargo del negocio y montó una fábrica en lo que hoy es el paseo de Victorio Macho, frente a la estación del ferrocarril. Muchos recordarán las casas de La Campanera situadas junto al edificio. Fueron construidas, precisamente, para las familias de los 60 obreros que trabajaron en la fábrica; en 1996 fueron objeto de la piqueta, ante el estado ruinoso que presentaban. Allí se habían asentado familias gitanas afinadas en condiciones insalubres, que fueron realojadas en casas prefabricadas junto al actual cementerio.

Moisés Díez falleció en 1929, a los 50 años, sin descendencia, haciéndose cargo del negocio la mujer y los trabajadores; sin embargo, pocos años después se cerraría. El tic tac de sus relojes y el repicar de las campanas seguirían sonando en piezas como "La Bomba" de la catedral de Zamora, las campanas de la Tabacalera de Toledo, el reloj de la catedral de Palencia o el del ayuntamiento de Carrión; este último construido en 1878 por su padre, Eugenio Díez, como recoge Fernando Caballero en un estupendo reportaje de El Norte de Castilla con motivo de las obras de rehabilitación y mejora de la Casa Consistorial carrionesa.

En fin, "tempus fugit": el tiempo vuela.

 
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