El penúltimo pecado capital de Lim

Valencia

No hay ninguna razón de peso, ningún motivo de fuerza mayor que justifique el incumplimiento de los plazos en que ha incurrido el Valencia en relación a la Actuación Territorial Estratégica (ATE), un caramelo urbanístico cuya existencia conocía perfectamente Peter Lim el día que adquirió la mayoría accionarial del club. Y del que ha pasado olímpicamente estos seis años. Meriton emplea ahora el argumento de la pandemia como causante de todos los males. Pero lo bien cierto es que este asunto lleva paralizado mucho más tiempo del que Anil Murthy trata de hacerle creer al personal.

La SAD reconoce por primera vez de forma explícita en las cuentas anuales 19/20 lo que ya se había convertido en un secreto a voces: la ATE quedará incumplida el próximo mes de mayo.

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Realmente, ya se había producido un incumplimiento previo, no achacable al Valencia, en la Fase 1: el Hotel de Expo Grupo que debía alzarse en el solar del viejo Ayuntamiento -la famosa 'Manzana de Jesuitas'- no ha sido construido. Pero la responsabilidad en este punto no era de la entidad valencianista.

Nada que ver con el asunto que nos ocupa. La construcción del Nuevo Mestalla antes del 15 de mayo de 2021 SÍ era una obligación incluida dentro del marco de la ATE. Y no es que el Valencia no haya concluido y puesto en marcha su nuevo hogar. Es que cuesta creer que, para esa fecha, las máquinas hayan regresado al solar de Cortes Valencianas para reanudar las obras.

El asunto es grave. Cabe recordar que esta Actuación Territorial Estratégica impulsada por la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València servía también para solventar un problema complejo que arrastraba el club de Mestalla desde 2006: el derribo de 15.000 localidades ilegales en el actual estadio según sentencia del Tribunal Supremo con fecha 16 de diciembre de 2005.

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La SAD, asumiendo ya el incumplimiento, incluye por ello en sus balances correspondientes al ejercicio 19/20 un deterioro en el que se computan dos partidas diferentes: por un lado, el valor del suelo sobre el que se asienta el viejo Mestalla sin la edificabilidad terciaria. Por otro, los hipotéticos costes de demolición de esas 15.000 gradas levantadas por una ampliación ilegal del campo. El importe que un experto independiente establece a petición del Valencia es de 15'3 millones de euros.

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No es que no se hayan reiniciado las obras del donut de cemento que preside la Avenida de Cortes Valencianas, es que tampoco hay una sola piedra colocada del pabellón que el club debía levantar en el barrio de Benicalap. Un recinto cuya construcción estaba prevista y presupuestada en seis millones de euros, como puede comprobarse en esta captura correspondiente al informe de sostenibilidad económica del que se hacía acompañar la versión final del Plan de Actuación Territorial Estratégica 'Valencia Club de Fútbol'.

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La realidad indiscutible a estas alturas es que el plan de negocio de Meriton en València NO ha pasado por el Nuevo Mestalla. Cabe recordar que el club disponía, en origen, de 39.855 m2 de edificabilidad terciaria hotelera/comercial en Cortes, de 55.700 m2 de edificabilidad residencial en el solar del actual estadio, además de 41.500 m2 para un centro comercial. Las obras llevan paradas desde febrero de 2009. Tres años después, para buscar una solución al acuerdo Newcoval, el Consell -en aquel momento con gobierno del PP- impulsó la ATE gracias a la Ley 1/2012 de 10 de mayo, de la Generalitat, de Medidas Urgentes de Impulso a la Implantación de Actuaciones Territoriales Estratégicas. En Meriton, en cambio, no ha habido urgencias ni impulsos.

Llegados a este punto, es evidente que la Generalitat tiene motivos más que sobrados para iniciar el procedimiento de Resolución de la ATE. El artículo 5 de la ley mencionada en el párrafo anterior es cristalino: "El incumplimiento por el promotor de las condiciones y plazos de ejecución estipulados determinará su sustitución o la caducidad de la actuación territorial estratégica y la incautación de las garantías prestadas, previa audiencia del interesado. La declaración de caducidad conllevará la reversión, retroacción y reposición de bienes, actuaciones y obras, así como, en su caso, la derogación de previsiones de planeamiento, en los términos que resuelva la Conselleria competente en territorio".

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La Conselleria de Economia y el Ayuntamiento de València también tienen competencia en materia ATE. Por ello, Anil Murthy mantuvo reuniones a principios de septiembre tanto con Ximo Puig como con Joan Ribó y Sandra Gómez. Acudió con las manos vacías, sin un solo proyecto y esgrimiendo como único pretexto la solicitud de una prórroga, aspecto que viene recogido en la cláusula cuarta del acuerdo de aprobación de la ATE: "El promotor (VCF) viene obligado al cumplimiento de los plazos señalados, que únicamente podrán ser prorrogados y suspendidos de acuerdo con lo dispuesto en la legislación de los contratos de las Administraciones Públicas". Ribó y Gómez ya han mostrado públicamente sus reticencias a la hora de conceder esa prórroga. La inacción de Meriton, desidia por momentos, cierra cualquier puerta a otra salida que no sea la de la resolución. Han pasado casi tres meses desde aquellas reuniones y ni en el Palau de la Generalitat ni en el Ayuntamiento saben nada del Valencia.

Las consecuencias del incumplimiento de la ATE ya se dejan sentir en las cuentas anuales 19/20 de la SAD. Las correcciones valorativas por deterioro (15'3 millones de euros) del inmovilizado material mellan el balance del activo no corriente, reducido en la partida de Estadios y pabellones deportivos en 16'3 millones (de 111 a fecha 30 de junio de 2019 a 94'7 en los balances actuales).

El importe de los deterioros incide negativamente en la SAD, que se encuentra a escasos cinco millones de euros de entrar en causa de disolución. En este punto, Peter Lim tiene dos caminos: inyectar dinero vía ampliación de capital o seguir con la venta indiscriminada de jugadores -algún día se acabarán los futbolistas con mercado- para equilibrar el patrimonio de la sociedad.

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Por último, también es importante tener en cuenta que el descenso en los derechos de edificabilidad que provoca el incumplimiento de la ATE tiene afectación asimismo en el valor urbanístico del solar sobre el que se asienta el viejo Mestalla. Una parcela cuya venta ha sido imposible precisamente porque el precio que Meriton pedía por ella no se ajustaba a los rigores del mercado.