La policía municipal de Bilbao se pone las gafas moradas
"El cuerpo debe adaptarse al ritmo que lo hace la propia sociedad. Igualar el porcentaje de hombres y mujeres es beneficioso y necesario", remarca la concejal de Seguridad, Amaia Arregi
.Se ha encargado una auditoría externa, tanto de los espacios físicos como de los procedimientos
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"El cuerpo debe adaptarse al ritmo que lo hace la propia sociedad. Igualar el porcentaje de hombres y mujeres es beneficioso y necesario", remarca Arregi. / Cadena SER
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Bilbao
Es un cuerpo eminentemente masculino. Son cerca de un millar de agentes y las mujeres representan un exiguo 10% y ninguna ocupa un puesto de mando. Sin embargo, signo del cambio de los tiempos es que la concejalía de Seguridad está, por primera vez, en manos de una mujer, Amaia Arregi. En la última promoción, señala, ellas ocuparon una de cada cinco plazas asignadas. Algo está moviéndose.
"El cuerpo debe adaptarse al ritmo que lo hace la propia sociedad. Igualar el porcentaje de hombres y mujeres es beneficioso y necesario", remarca Arregi. Pero no es solo una cuestión de presencia. La Policía municipal de Bilbao está inmersa en cambios de mayor calado que pasan por la formación, la prevención e incluso la adaptación de los espacios físicos en las comisarías.
En junio, lista la unidad
En junio estará a pleno rendimiento la nueva inspección -el término que se utiliza para llamar a las unidades- de atención a las víctimas. Así se acordó en el Pacto por la Seguridad consensuado entre todos los partidos de la corporación municipal. Se está elaborando la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) para seleccionar a los 15 agentes y dos mandos que formarán parte de esta unidad dedicada a atender con especial celo a colectivos prioritarios, desde mujeres víctimas de la violencia de género, sus descendientes, pero también personas mayores, o víctimas de accidentes de tráfico, "a los que la policía debe proteger".
Una empresa especialista en igualdad está realizando una auditoría para revisar tanto las comisarías como los procedimientos internos. "Están realizando un mapeo, supervisando todas las instalaciones y además, los protocolos para comprobar que realmente, como pretendemos, estamos mirando con las gafas moradas, y ponerlo por escrito", detalla Arregi.
La inspección de Otxarkoaga fue la primera en contar con un espacio separado para recibir a las mujeres que han sufrido una agresión, y se están acometiendo obras para hacer lo propio en la comisaría central de Miribilla. "El tener una instalación diferenciada, que no tenga que esperar junto con otras personas que estén poniendo una denuncia por hurto, sólo por eso, se va a sentir aliviada y protegida", sostiene.