Defensa de la sanidad pública sin demonizar la privada

Valencia

Vayan por delante un par de principios. A mi juicio una de las principales obligaciones de todos los gobiernos es la de preservar un sistema sanitario público, gratuito y universal volcándose en la mayor aportación posible de sus presupuestos.

A partir de ahí, no hay que demonizar fórmulas de colaboración con la iniciativa privada para aquellas áreas o coyunturas donde ayuden al sistema a ser más eficaz, siempre y cuando esté plenamente garantizada la calidad del servicio.

Por último, hay otro aspecto que no debe confundirse, el de la actividad pura y dura de las aseguradoras y la medicina privada, una iniciativa legítima para quién pueda pagársela que no le cuesta un euro a las arcas públicas y que, por cierto, le ayuda a descongestionar muchos servicios que si no existieran esos centros privados estarían todavía más colapsados.

En resumen, no mezclemos demagógicamente los distintos planos, ni por un lado ni por otro y, sobre todo, que nadie confunda que lo más importante es lo primero que he dicho tener una sanidad pública del máximo nivel accesible para todos.