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Llegando a puerto

13 cambios sencillos para hacer nuestra vida más sostenible

A Coruña

Hola, marineros.

Estoy de nuevo por aquí con un post que lleva muuuucho tiempo esperando a ver la luz. Estaba previsto para antes de pandemia, pero llegó el confinamiento y no creí que hablar de sostenibilidad y de cómo cambiar de hábitos cuando estábamos encerrados fuese lo mejor.

Ahora lo recupero porque todos estamos de nuevo en la calle (aunque sea limitados geográficamente y con horario de vuelta a casa como Cenicienta) y lo que es peor, produciendo una cantidad de deshechos increíbles debido a las medidas higiénicas. Así que lo que gastamos en mascarillas, intentemos compensarlo por otro lado. ¿Os parece?

Hay muchas fórmulas para hacerlo, pero yo os presento 13 cambios sencillos para hacer nuestra vida más sostenible que no os supondrán ningún esfuerzo.

1. Di adiós a las pajitas

Como doy por hecho que todos reciclamos (sé que no es cierto pero vamos a correr un "estúpido" velo) esa "R" nos la saltamos y vayamos directos a la "R" de reducir, reducir la producción de residuos. Para ello evitar los plásticos de un solo uso es crucial. Así que, es hora de decir adiós a las pajitas de plástico, ni para niños en la merienda ni en el cubata de los sábados (si es que en algún momento los volvemos a beber).

Pero tranquilos, papás, si vuestro peque solo se toma la leche de ese modo, podemos recurrir a pajas de otros materiales. Las hay de bambú, de metal y de papel, aunque estas últimas se degradan fácilmente, pueden ser una buena idea para un cumple (cuando se puedan celebrar, claro).

No son muy caras y las reutilizables vienen con un cepillo para limpiarlas. Hace un tiempo eran difíciles de encontrar, pero ahora en cualquier tienda de productos del hogar las encontraréis.

2. Prueba los cepillos de dientes de bambú

Y hablando de bambú, también podéis deshaceros de los cepillos de dientes de plástico y substituirlos por los de bambú. Yo los compré en su día y tuve que dejarlos por un problema bucal y adquirir uno específico, pero una vez superado, he vuelto a ellos y los combino con el eléctrico.

Siendo críticos, aquí veo un fallo, todavía espero a que creen recambios que no sean de plástico para los cepillos eléctricos. Poco a poco.

3. Utiliza discos desmaquillantes reutilizables

Tal y como sucede con el plástico, la producción de algodón también es muy contaminante. Si cada día cada una de nosotras, bueno, o de nosotros, usamos uno o dos discos desmaquillantes, cuando no más, estamos obligando a la industria producir un montón de algodón. Y más ahora que, debido a las mascarillas, es tan importante mantener limpia la piel.

Digamos no a este hábito. ¿Cómo? Podemos utilizar jabones faciales que se utilicen directamente en la piel, como es mi caso, pero si aún así los seguís necesitando (por ejemplo, para el tónico) entonces búscalos reutilizables. Compras unos cuantos, cuando estén sucios los lavas y listo.

Yo tengo de varios tipos. Los primeros que compré eran de lana pura de la tienda La revolución de los graneles, en Os Mallos, pero la verdad es que no me convencieron y los prefiero de algodón. A día de hoy los venden en muchos sitios desde tiendas de cosmética como La Crema hasta en Tiger.

4. Usa tu propia taza de café (sin cápsulas)

Si estamos diciendo adiós a las pajitas y a los cepillos de dientes doy por hecho que a nadie se le ocurre ya tomar café en vasos de plástico ¿no? ¿O si? Si lo haces por no lavar tu taza, eres un vago. Si de algo estoy orgullosa en este sentido es de haber convencido a varios compañeros de oficina a que llevasen su propia taza al trabajo. ¿Entendéis la generación de residuos que supone un vaso y cuchara de plástico por persona al día?

Lo mismo sucede con las cápsulas del café. Son muchos residuos cada día, así que mejor recurrir a las cafeteras clásicas. Si estás "enganchado" a las capsulitas, otra alternativa es comprarlas reutilizables. Sé que existen, pero confieso que no cómo funcionan.

Por otro lado, si en vuestro trabajo hay máquina tipo vending de café, hablad con el distribuidor (normalmente el comité de empresa es el responsable) para que os la adapte porque ahora (al menos antes de pandemia) ya se podían introducir tazas y seleccionar la opción "café sin vaso". Seguro que la compañía de vending está encantada de ahorrarse ese gasto.

La verdad es que no tengo claro como está el tema de las máquinas expendedoras debido a las restricciones del covid, si lo sabéis, dejadlo en comentarios.

5. Compra una botella de acero

¿Eres de los que no bebe agua del grifo? ¡Pero si en A Coruña tenemos un agua estupenda! Hazme caso, compra una buena botella de acero inoxidable y verás como no vuelves al plástico. El sabor es mucho mejor y se conserva fresca más tiempo.

Si queréis un recomendación a mí me regalaron una de la marca Ibili y no la cambio por nada. Se trata de una firma vasca que no es barata, pero en solo unas semanas la habrás amortizado. ¡Yo incluso la llevo a la playa sin nevera!

6. No embolses la fruta en el súper

Puede sonar raro, pero es (o más bien era) mi método. Sé que todo el mundo te dirá que compres las bolsas de tela. Si eres de los que planea su visita semanal al súper es perfecto. Pero si eres más de improvisar, probablemente no lleves encima esas pequeñas bolsas para la fruta. Pues bien, simplemente no la embolses.

La mayoría de supermercados pesan la fruta en caja, así que, hasta que llegó la pandemia, yo llevaba mis tomates, manzanas y peras sueltos en la bolsa de la compra genérica hasta la caja. La fruta se lava antes y además recomiendan hacerlo muy bien: con lejía, vinagre o bicarbonato, por tanto, yo en mi vida real, no en este capítulo de Black Mirror que estamos viviendo, no las usaba.

Ahora, como en muchos supermercados todavía te obligan a utilizar guantes al coger la fruta, lo que procuro hacer para evitar tanto desperdicio es coger la fruta con la propia bolsa de plástico que me voy a llevar. Al menos es un guante menos en el mar.

7. Envuelve tu bocadillo en telas

Deja a un lado el papel de aluminio y envuelve tu bocata en telas. Bueno en telas o en un material plastificado para evitar filtraciones, pero evita los materiales de un solo uso. En tiendas ecológicas como Cos pés na terra (de la que ya os hablé en el post Nuevos negocios innovadores y eco en A Coruña), venden envoltorios revestidos con cera de abeja de tal manera que se pegan como si fueran de plásticos.

Si no te convencen para la comida, puedes utilizar otro material sintético como los de RollEat, yo es el que tengo y es fantástico, pero hay mil marcas y formas.

8. Reutiliza las bolsas de congelados

A ver, aquí con mesura. No hablo de que saques un filete de la bolsa y metas otro. Eso es una guarrada, pero hay alternativas: puedes utilizar tarteras aptas para el congelador o el propio envoltorio en el que te dan los filetes en la carnicería (lo he probado y no he tenido problema).

También existen unas bolsas de plástico más grueso para esta función, pero yo todavía no las tengo. ¿Alguien sabe si van bien? ¿Es que me da un poco de miedo el tema limpieza? Parecen difíciles de lavar en las bordes.

Según lo que congeles, incluso puedes reutilizar las clásicas bolsas de congelación que en principio son de un solo uso. Por ejemplo, yo congelo el pan por rebanadas y ahí sí es posible reutilizar esas bolsas varias veces siempre que las dejes secar antes dadas la vuelta para evitar la aparición de moho o bacterias.

Y si finalmente acumulas pequeñas bolsas por casa: de la farmacia, de la fruta, etc (de algún modo siempre aparecen) aprovéchalas para una pequeña papelera como la del baño, es otra forma de darle un nuevo uso antes de tirarla.

9. Reduce las compras por internet

Aquí entramos en terrenos pantanosos. Admito que yo también compro por internet (¿quién no?), pero creo que la clave está en hacerlo en su justa medida y en valorar si es necesario que compres por Amazon artículos básicos como la leche o cualquier otro producto que tienes en la tienda de debajo de tu casa.

Lo mejor es comprar local o, en su defecto, adquirir el producto, aunque se fabrique en China, en el propio establecimiento. Hablo, claro está, para nuestra vida "normal" (aunque ya no tengo muy claro qué significa eso) no para el próximo confinamiento que parece estar al caer.

Por lo que he podido leer, elegir la entrega en el mismo día y el envío expreso son uno de los factores que aumentan la frecuencia y el número de vehículos en la carretera, así que, siempre que puedas, mejor ten un poco de paciencia o compra tú mismo en el súper de abajo ese producto que te urge.

10. Recupera las compras a granel

La mejor forma de reducir la utilización de envases es recuperar el sistema a granel. Por suerte, cada vez existen más tiendas que ofrecen esta opción, desde grandes almacenes con pasta y frutos secos (aunque deberías llevar tu bolsa, si cogemos allí una de plástico no ganamos nada) hasta tiendas especializadas como las que te he mencionado, Cos pés na terra o La revolución de los graneles. (Os prometo que no me dan comisión, pero son las que conozco en A Coruña).

Es verdad que si vives en otro barrio ir a comprar en coche a Os Mallos o Los Rosales, también contamina, por eso yo solo lo hago con productos que adquiero cada mucho tiempo como son los artículos de limpieza de la casa. Ambas ofrecen todo tipo de detergentes, suavizantes, limpiadores, desinfectantes... Todos ecológicos y a granel. Solo tienes que llevar tu envase (en realidad si no tienes, normalmente ellos disponen de otros usados y lavados) e ir rellenando. Yo ya tengo los míos y estoy encantada. Y una recomendación, si utilizáis suavizante, el de "nube" de La revolución de los graneles ¡huele genial!

11. Ve más al mercado

Y si los anteriores consejos los suelo seguir a diario, aquí cojeo. Soy mucho de ir al súper y comprar la fruta y verdura embolsada. ¡Ay la pereza que me da lavar la ensalada pudiendo comprarla lista para consumir!

Y los plátanos, el brócoli, los tomates... ¿Por qué todo viene plastificado? Lo más fácil para evitar este mal es comprar en tiendas de barrio y en los mercados, donde la mayoría de productos a granel están al natural. Además ahí parece que tampoco da tanto pudor no usar una bolsa para cada fruta o verdura.

12. Pide llevarte las sobras

¿Sabes la cantidad de comida que se tira cada día? Son cantidades ingentes. De momento, no podemos hacer nada con la que sale de los supermercados, pero sí con la de los restaurantes (en casa doy por hecho que cada vez se tira menos comida).

Lo de pedir llevarse las sobras nos sigue dando un poco de corte porque no es un hábito en nuestro país, pero cada vez más restaurantes tienen envases para que te puedes llevar a casa la comida que has pedido pero no te has comido. Yo lo hago mucho, por ejemplo, con las pizzas, pero en realidad puedes pedirlo con cualquier plato. ¡Incluso la botella de vino!

13. Apuesta por las mascarillas reutilizables (que cumplen)

Este artículo hace unos meses terminaba aquí, pero, dada la situación actual, he decidido añadir otro punto: apostar por las mascarillas reutilizables o combinarlas con las desechables.

Obviamente las personas de riesgo utilizan las FFP2 y los que tienen riesgo de estar infectados deberían llevar las quirúrgicas, las clásicas azules, pero ojo, porque no todas las azules lo son, deben especificarlo.

Para el resto de casos se recomiendan higiénicas ¿y por qué utilizarlas de un solo uso pudiendo reutilizarlas? Bien, en este caso os ruego encarecidamente que reviséis el "papeleo" de la mascarilla. Da igual la cantidad de filtros que digan llevar o los controles que afirmen haber pasado.

Como la inmensa mayoría de nosotros no vamos a entender nada de esos datos lo único que tienes que mirar son dos cosas: primero, que cumple la normativa UNE 0065:2020 y segundo, que traiga instrucciones de lavado ya que no todas soportan los mismos ciclos.

Aprovecho para recordaros también que no existen mascarillas de protección tipo FFP2 reutilizable por mucho que insistan en que llevan tela TNT o filtros de no sé qué y el ministerio ya se ha pronunciado al respecto. De hecho, las mascarillas homologadas NO necesitan filtro.

Todos estos consejos tienen como ventaja añadida, que en la mayoría de casos ahorramos dinero. Normalmente requieren un desembolso inicial mayor, pero que en seguida amortizamos.

Claro que estos 13 cambios sencillos no son suficientes para revertir el cambio climático, pero todos los pasos en esa dirección son bienvenidos.

Yo todavía tengo pendiente otras cuestiones como la copa menstrual y, sobre todo, renunciar al fast fashion , que me pierde. Así que cada uno a su manera, es necesario que cambiemos nuestros hábitos de consumo.

¿Y vosotros, habéis modificado algo después del encierro?¿Cuál es vuestro próximo reto para mejorar la vida en el planeta? Contádmelo y así, entre todos, compartimos ideas y mejoramos nuestras acciones. ¡Ah! Y si os parece útil esta información, compartidla en redes.

Gracias por estar al otro lado.

 
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