El VAR también se ha contagiado
Valencia
El VAR nació para que el fútbol fuera más justo, pero no para que los árbitros ignoren lo que sus ojos ven repetidamente en una pantalla, porque entonces pierde todo su valor, le quita credibilidad a la herramienta, genera mayor confusión, alimenta la polémica y al final los colegiados terminan refugiándose en sus criterios de interpretación. Dispares y sin unificación.
La población ya ha interiorizado que tiene que saber convivir con el virus, como el fútbol con el VAR hasta que no se encuentre el antídoto perfecto que contrarreste sus efectos.
Paco López, se mordió la lengua tras conversar con Melero López porque sus explicaciones no le convencieron y creo que fue una medida inteligente cuando el marcador es irreversible y quedan siete meses de competición.
En los 100 partidos oficiales que ha dirigido al equipo granota, ya ha acumulado suficientes experiencias para saber que poner el grito en el cielo contra el colectivo arbitral en la séptima jornada puede pasarte factura a lo largo del campeonato, pero no podemos obviar que si esta decisión se hubiese adoptado en la última jornada, hoy el Levante está en Segunda división. Poca broma.
Al margen del VAR, la mejor noticia es que el Levante recuperó sus señas de identidad y la pastilla de la intensidad hizo su efecto. Si la plantilla granota compite cada partido y salta al césped con la misma actitud que demostró ante el Celta no hay motivos para la preocupación porque le alcanzará para mantener la categoría.
No obstante, quiero dejar por escrito que le sigue faltando contundencia en las áreas y fundamentalmente en la que te hace ganar los partidos. Todo ese esfuerzo ímprobo de Morales y Roger en el inicio de la presión al rival, todo el trabajo colectivo en recuperar el balón y las transiciones elaboradas por Melero, Campaña y Rochina no sirven de nada si no se traducen en goles.
Las últimas líneas las reservo para Malsa y para hablar de su fichaje. El Levante apostó por un centrocampista del Mirandés, que no fue titular con Ramis en Albacete y que no había debutado en Primera.
El Levante ha convertido en virtud las dificultades económicas para fichar en un mercado marcado por la Covid-19 y por las nuevas exigencias del Fair Play Financiero. Al igual que en el terreno de juego, la anticipación te hace ser mejor que el rival y sobre todo cuando el contrario es el Real Betis.
Ese debe ser el proyecto de club, desterrando para siempre las ínfulas de poder económico por ingresar 41 millones de euros por los traspasos de Lerma y Boateng, para reinvertirlos en jugadores que no tienen el mismo nivel futbolístico de Malsa, ni habrá posibilidad de retorno como ocurrirá con Vukcevic, Dwamena o Sergio León.
El objetivo debe ser firmar jugadores de bajo coste, con salarios adaptados a tu realidad económica, con los que puedas obtener plusvalías que te permitan invertir en el delantero y en el central que le falta a la plantilla. Caicedo, Koné y Martins llegaron sin tener que pagar un euro de traspaso.
Hace unos años el fútbol español quería descubrir el secreto del éxito de un equipo modesto y que con un proceso concursal se coló en la Europa League. Hoy se preguntan por el milagro del Granada. La pócima es la misma, la fórmula sigue guardada en Orriols y solo tienen que volver a aplicarla.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia