Lala, la lucha por la vida

Bilbao

La historia de Fátima y Hamma es la de una larga travesía con un desenlace inimaginable. De origen saharaui, partieron del campo de refugiados de Tinduf rumbo a España y, tras permanecer allí un tiempo, se trasladaron a Legazpia, en Gipuzkoa. Fátima esperaba su segunda hija y la familia estaba contenta ante la llegada de una hermana para Mola, de cuatro años.

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En el octavo mes de gestación, detectaron una anomalía en el pulmón de Lala. Tras su ingreso en el Hospital Donostia y en el momento de la cesárea, se encontraron con otro problema: la niña venía con una macrocefalia. Tal y como ha contado Fátima en A vivir que son dos días Euskadi, Lala tuvo que pasar su primer año de vida ingresada en el hospital. Tras el alta, regresa a casa pero precisa una máquina para poder alimentarse y oxígeno para poder respirar.

La familia vive en una casa en condiciones precarias. La instalación de la luz carece de la potencia suficiente para soportar la máquina de alimentación y la del oxígeno y no tienen recursos para optar a nada mejor. Con la llegada de la Covid-19, la situación empeora y recurren a Juneren Hegoak. Esta asociación mantiene contactos telefónicos periódicos con las familias, les ayuda a agilizar los trámites, les facilita recursos y apoyo psicológico.

Lala falleció el pasado 26 de julio. Con la ayuda de la asociación, la familia ha podido despedirla como se merecía. Ahora, Juneren Hegoak ha puesto en marcha una campaña de captación de teamers a través de la plataforma Teaming con la que invita a unirse mediante la aportación de un euro al mes y ayudar a familias como la de Lala.