'Murciano', por Pepe Belmonte
Escucha aquí el comentario de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia
- El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso este miércoles en donde se reclamará una vez más a la oposición unidad para abordar la crisis de la pandemia, en medio de las últimas polémicas políticas centradas en la renovación del Poder Judicial y las revelaciones del caso del espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas / J.J. Guillén (EFE)
Murcia
Murciano
Micromentario/ Pepe Belmonte (14-09-20)
02:23
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¿Hablamos bien o hablamos mal los murcianos? ¿Nos sentimos orgullosos de nuestra lengua o pasamos algún tipo de vergüenza o de apuro cuando pronunciamos nuestro español tan particular que nos distingue del resto de los hablantes?
La polémica se ha suscitado en una sesión de control al gobierno cuando el siempre polémico Pablo Iglesias le pedía al popular Teodoro García Egea que vocalizara mejor para que pudiera entender su discurso.
La exigencia de Iglesias fue considerada como un verdadero insulto al modo de hablar de los murcianos, con lo que Egea, que tampoco es la madre Teresa de Calcuta y es rápido con la pistola, replicó con su habitual contundencia y rogó al podemita que saliera de su torre de marfil y escuchara mejor el modo de hablar del resto de los españoles.
Vuelve a ponerse sobre el tapete un viejo asunto que, de vez en cuando, planea sobre nuestras cabezas. Baste recordar que a la única mujer que gobernó la Región de Murcia, la socialista María Antonia Martínez, fue la propia derecha quien le reprochó, una y otra vez, su manera tan castiza y murciana de hablar. Pero, como siempre sucede, la memoria es frágil y por eso estamos condenados, eternamente, a cometer los mismos errores.
Lo que está claro es que Egea debería esforzarse un poco más a la hora de pronunciar sus discursos ante un auditorio diverso que representa a todo el país. Eso mismo es lo que hacemos los profesores o los locutores de radio y televisión, seamos del lugar que seamos, para que lo que comunicamos en clase, en un estudio o un plató sea un mensaje claro, unívoco, sin posibilidad de ambigüedades.
Se trata, en definitiva, de una cuestión práctica, sin tener que renunciar por ello a la historia que nos respalda, a nuestra propia personalidad.
Pero Iglesias, llevado de su ímpetu, dejó en el aire una velada ofensa contra quienes no hablan un español como el que se habla en Madrid o en la vieja Castilla, donde, por cierto, aunque pronuncian mucho mejor las eses y la erres que los murcianos, meten, de vez en cuando, unos laísmos que son como verdaderos puñetazos en la boca del estómago.
Donde las dan las toman, que dice el refranero.
Pepe Belmonte
