El remor de la memòria, las vivencias de la gente del Port de Sóller
Un viaje por diferentes momentos históricos cuyo hilo conductor es el mar
El testimonio de 12 personas muy vinculadas con el Port de Sóller
06:25
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1599208747_119668/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Palma
La historia que ha llegado a nuestros días es la que los grandes pensadores dejaron escrita. Los protagonistas de estas narraciones; hitos, hazañas e increíbles travesías en barco. Sin embargo, Catalina Gayà, la creadora del proyecto El remor de la memoria se ha preocupado por conocer relatos más sencillos, las vivencias de la gente del Port de Sóller. Se trata de un proyecto audiovisual que recoge el patrimonio inmaterial, es decir, el oral desde la segunda república, pasando por la guerra, la postguerra, la dictadura y la transición hasta el día de hoy. Un viaje por diferentes momentos históricos cuyo hilo conductor es el mar.
El director del Museo del Mar del Port de Sóller, Albert Forés, explica que el proyecto recoge el testimonio de 12 personas muy vinculadas con el Puerto de Sóller. Algunas nacidas a finales de los años veinte del siglo pasado. Y es que en el rumor de estas palabras se encuentra la historia de pescadores, marineros, navegantes y contrabandistas. Incluso el testimonio de los primeros trabajadores del turismo que cambiaron sus formas de vida para buscar una nueva fuente de ingresos.
Jaume Mayol es el testimonio de más edad. Nació en 1929 y aún hoy el mar sigue siendo su pasión. Mayol fue a la escuela hasta los 7 años. A partir de ahí se dedicó a la pesca junto a su padre.
Mayol recuerda los años de dictadura. Y cuenta que la población convivía con los militares que siempre les ayudaban. Aunque una vez le pusieron 20 duros de multa, una fortuna para aquellos tiempo, por haber calado una red dentro del puerto.
Años más tarde, él y su padre se dedicaron al contrabando. Primero de arroz y luego de azúcar, tabaco y canela. Sa Calobra era donde cargaban y descargaban la mercancía. Muchas veces los soldados les pillaban con las manos en la masa; sin embargo, el dinero lo solucionaba todo.
Poco a poco también llegaron los narcotraficantes que buscaban la complicidad de los pescadores. No obstante, Jaume Mayol y su padre decidieron abandonar el negocio, porque la droga ya eran palabras mayores y querían dormir tranquilos.
Gori Mayol tiene 29 años y lleva 15 trabajando de pescador en el Port de Sóller. Comenzó a interesarse por el mar cuando era adolescente. Cada verano, al terminar el curso, se pasaba las vacaciones en la costa, pescando, aunque el oficio no era tradición familiar.
Más tarde, el padre de Gori abandonó el campo para trabajar en el mar y compró un llaüt que nombraron “Passador”, en honor al mote de la familia. El joven Mayol recuerda que cuando tenía 13 años había 8 barcas de artes menores y 5 de arrastre. Sin embargo, en los últimos años los barcos de recreo se han adueñado del puerto y han propiciado los cambios.
La llegada del turismo al Port de Sóller supuso una oportunidad para la gente de esta localidad costera. Catalina Muntaner y Maria Bel Cobos, dos vecinas nacidas en el 43, cuentan que los pescadores trabajaban en verano para vivir en invierno. Aunque los ahorros muchas veces no bastaban para llegar hasta marzo y el propietario del horno les tenía que fiar.
Con el boom del turismo, la gente del Port de Sóller aprovechó para montar casetas de baño y ofrecer velomares, hamacas y excursiones en barca para conseguir más ingresos. Para los jóvenes pescadores, el turismo sigue siendo un plus.
Estos son algunos de los testimonios e historias que se encuentran en el Museo del Mar del Port de Sóller. Esta exposición se puede visitar de viernes a domingo de diez a dos de la mañana.