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José Marvá, apóstol de la reforma social

El Instituto Nacional de Previsión, precursor de la actual Seguridad Social, nació a principios del siglo XX y tuvo en José Marvá uno de sus mayores promotores.

Luis Fernández callejeando por Marvá

Luis Fernández callejeando por Marvá

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Valencia

La actual crisis sanitaria, que ha golpeado con más o menos intensidad en todos los rincones del planeta, está suponiendo un test de estrés para las organizaciones que se preocupan de la protección de la sociedad implantadas en todos y cada uno de los estados afectados. En el caso español que nos ocupa, mucho se habla de las bondades de nuestro sistema de seguridad social –también de sus defectos- incluso a veces, deliberadamente de forma errónea, de un supuesto fundador y época fundacional. Pero la realidad es que la protección social no nació por generación espontánea, sino que se fue configurando desde finales del siglo XIX a través de un largo proceso que se inició con la Comisión de Reformas Sociales creada en 1883 para tratar de mejorar las condiciones laborales de la clase obrera, y se fue ampliando y alcanzando nuevas prestaciones hasta la estructura que conocemos hoy en día. Un hito en el arduo camino de la atención social fue la creación en 1908 del Instituto Nacional de Previsión, precedente inmediato de la Seguridad Social, con el que se establecieron por primera vez en el régimen legal español las pensiones de retiro obrero, es decir, la jubilación.

En este punto, emerge la figura fundamental del valenciano José Marvá y Mayer (Alicante, 1846 – Madrid, 1937), general e ingeniero de formación, vinculado desde 1903 al Instituto de Reformas Sociales, desde el cual fue creando el organismo de la inspección, aplicación, interpretación, cumplimiento y reforma de las Leyes Sociales. Marvá recorrió los centros laborales de toda España, visitó fábricas y talleres, medió entre los sindicatos y la patronal en los conflictos del trabajo, realizó inspecciones de seguridad en cuencas mineras y en la industria textil, y reconoció obras peligrosas como la que le costó la vida a 50 trabajadores en el Depósito del Canal de Isabel II. Siempre del lado del eslabón débil, luchó por la protección de los trabajadores desde el Instituto Nacional de Previsión, del que fue director y presidente durante más de 20 años. El amor que profesaba a las clases humildes y desvalidas era reciproco, y fue apodado el Apóstol de la Reforma Social, y recompensado con títulos tan honrosos como los de miembro de honor de la Asociación de Socorros Mutuos de Sordo Mudos y Ciegos. Sin contar los títulos, honores, recompensas y galardones, nacionales y extranjeros que ostentó el benemérito Marvá a lo largo de su vida, más allá de su obra social.

Una de las visitas más recordadas de José Marvá a nuestra ciudad fue en junio de 1928 en la inauguración de la nueva sede que la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia se había construido en la entonces avenida de Amalio Gimeno –hoy Marqués de Sotelo- que muy pronto la socarronería popular bautizó como Casa del Chavo, por la moneda de 10 céntimos que los obreros pagaban para nutrir los fondos destinados a la protección social. Poco después, y debido al problema de escasez de vivienda popular, confortable e higiénica que sufría la ciudad de Valencia, la misma Caja de Previsión Social del Reino de Valencia, colaboradora del Instituto Nacional de Previsión, se embarcó en el proyecto de construcción de un bloque de 378 viviendas destinadas a familias de la mal llamada clase media en el barrio de Jesús. Un proyecto que encargó al arquitecto Enrique Viedma y que tuvo como resultado la conocida como Casa Colmena o Finca Roja, uno de los edificios más singulares y simbólicos de la ciudad. Levantado sobre una manzana trapezoidal del ensanche urbano, las calles que la limitaban al norte y sur carecían de nombre, y a petición de la caja de previsión se acordó que la calle nº 19 del plano, en la fachada norte de la Finca Roja, fuese dedicada a José Marvá y Mayer, propuesta que fue aprobada el 17 de diciembre de 1934 y un año después, colocada una hermosa placa artística que reza:

CALLE DE MARVÁ, Sabio, virtuoso, ciudadano ejemplar, maestro meritísimo, honra y prez del cuerpo de ingenieros militares. Su vida y sus enseñanzas informan toda la legislación social española.

 

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