Supervillanos
A Coruña
Comenzamos temporada, y ya van diez, con el mundo igual de loco que antes del verano, o peor. Se nos está llenando la realidad de supervillanos a tal velocidad que esto parece la nueva peli de los Vengadores.
Con el telón de fondo de una pandemia mundial que ya va por su segunda ola, desgraciadamente, nos encontramos este verano con la aparición de un nuevo supervillano, Miguel Bosé, el loco del 5G, que nadie sabe muy bien la razón pero se ha alzado como adalid de los negacionistas conspiranoicos. Y lo más gracioso es que los negacionistas conspiranoicos, que son como las personas normales pero en imbécil, han considerado que Miguel Bosé es una voz autorizada.
Claro, por un lado tenemos al 99% de la comunidad científica y médica diciendo una cosa y por otro lado tenemos a Miguel Bosé. Es normal dudar.
Pero no es el único supervillano del momento, también tenemos a Donald Vader Trump que se ha pasado el verano sin usar mascarilla, diciéndole a la gente que se chute cosas raras y afirmando que si sale elegido acabará con la pandemia. Este es como Miguel Bosé pero con poder y eso lo hace un supervillano más peligroso.
Pero hay más villanos, porque también ha surgido el Capitán Tebas, una especie de mafioso que ha conseguido gobernar en todo el mundo del fútbol. ¿En todo? ¡No! En el norte de Galicia hay un pueblo de irreductibles que, gracias a una poción mágica, están dando toda la guerra que pueden, porque é de xustiza.
A estos tres supervillanos hay que sumar a algún pseudoperiodista de ultraderecha con el superpoder de alimentar las fantasías de tuiteros aburridos; a cierta política, casualmente también de ultraderecha, que tiene el superpoder de curarse heridas falsas a una velocidad de vértigo; a Cayetana de las Tormentas, siendo expulsada de los PP-Men; A Isabel Díaz Ayuso, alias IDA, con el superpoder de pedir una cosa y la contraria al gobierno según convenga y un sinfín de personajes que parecen sacados de una peli de Marvel.
¿Y qué pasa con los superhéroes? ¿Es que no hay? Pues sí, hay muchos. Tienen trajes blancos, verdes y azules, mascarillas, EPIS y un sueldo bastante malo para la labor que realizan. Hace unos meses recibían aplausos, ahora están muertos de miedo por lo que se avecina en otoño e invierno. Son superhéroes porque hacen cosas que los demás no pueden, con un montón de trabas e impedimentos y además, como todo buen superhéroe, trabajan con sus identidades secretas, lejos de los focos.
Comienza un nuevo curso político, se acerca el otoño de los rebrotes, la vuelta al cole y la incertidumbre. ¿Habrá sitio para el humor? Espero que sí, porque nos va a hacer mucha falta. Qué duda cabe.