Cuevas Jiménez: Excelencia encontrada

Aranda de Duero

El balcón a la Ribera se abre hoy para acercarse a la Ribera del Duero burgalesa y así conocer de cerca a Bodegas Cuevas Jiménez. Una bodega que es más que eso, es una unión de esfuerzos por sacar un vino personal, propio, con su esencia y su potencia. Un vino único. Pero para ello ha habido que trabajar mucho, como cuenta la directora de la bodega, María Luisa Cuevas. “Mis abuelos tenían viñedos y nunca pensé en que me habría convertido en bodeguera. Estaba trabajando en Madrid, pero en el 97 decidí regresar con mi marido y un hijo recién nacido, estudié el mundo del vino y en 2002 iniciamos la bodega. La bodega se conoce también como Ferratus, de ahí la F de la fachada… Con el tiempo nos hemos convertido en una bodega vanguardista”, explica.

Desde el principio, María Luisa puso todo su empeño para conseguir ese fin, lograr vinos de calidad, y hoy en día puede decirse que lo ha conseguido. Sus vinos son referentes de la más vanguardista tendencia en la Ribera del Duero. Un apasionante proyecto que vio la luz del éxito. “Nuestra idea fue crear un estilo propio, que nos ilusionara e hiciera disfrutar desde el primer trago al último, ha tenido que pasar mucho tiempo para conseguirlo pero ya lo tenemos”, refleja.

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Los ya destacados Ferratus son fruto de un intenso y constante trabajo. Vinos con personalidad que detalla la propia directora de la bodega. “Tenemos cuatro vinos, tres tintos y un rosado. El más joven es un vino moderno, actual con mucha fruta y una relación calidad-precio genial. El Ferratus es un vino elegante que atrapa, y el Ferratus sensaciones es fuerte y tiene una complejidad… Es una pena que sea un gran desconocido. Y nuestro rosado es nuestro niño mimado, hacemos poca producción y espero que algún día la gente pueda disfrutarlo y ponerlo en el lugar que se merece”, afirma.

Pero si nos toca brindar, ¿con qué vino de Cuevas Jiménez podríamos acertar? “Voy a elegir el Ferratus sensaciones, vamos a brindar para que podamos compartir esas sensaciones y emociones con nuestras familias y amigos”, sentencia.

María Luisa siempre tuvo un sueño, y con esfuerzo lo persiguió y lo cumplió. Logró que esa personalidad única se saboreara de la primera a la última gota de sus vinos. Los Ferratus llegaron para quedarse y agradar. Y vaya si lo han hecho. Pero los mejores momentos, son los que están por llegar.

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