Buscando a María Carbonell en la Malvarrosa
María Carbonell, figura clave en la renovación educativa en Valencia fue nombrada hija adoptiva en 1915 y su nombre rotuló una céntrica calle de nuestra ciudad en 1922, pero los avatares políticos acaecidos desde entonces la acabaron relegando a una escondida calle del barrio marítimo de la Malvarrosa.

Luis Fernández callejeando por la Malvarrosa
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Valencia
María Carbonell, figura clave en la renovación educativa en Valencia fue nombrada hija adoptiva en 1915 y su nombre rotuló una céntrica calle de nuestra ciudad en 1922, pero los avatares políticos acaecidos desde entonces la acabaron relegando a una escondida calle del barrio marítimo de la Malvarrosa.
Aunque pueda sorprender, el actual Ayuntamiento de Valencia se levanta sobre la que fue Casa de Enseñanza, un centro docente para niñas sin recursos creado en el siglo XVIII por el arzobispo Andrés Mayoral. En la fachada trasera, recayente precisamente a la calle dedicada a dicho arzobispo podemos encontrar otra referencia al pasado educativo del edificio: una lápida laudatoria dedicada a la eminente pedagoga María Carbonell Sánchez que estudió y ejerció su magisterio en este edificio, donde se encontraba la Escuela Normal Femenina que había sido inaugurada en 1867 para formar a mujeres maestras.
María Carbonell nació en nuestra ciudad en 1852 y desde bien joven dedicó su vida a la educación y a la formación de maestras, llegando a ser una de las figuras clave en la renovación educativa en Valencia. Hija y hermana de maestras, estudió en la Normal de nuestra ciudad donde obtuvo el título superior de maestra en 1871. Su carrera profesional da comienzo en escuelas de barrio, como la de Ruzafa, la de la calle de las Barcas y la de la calle Corona. En 1891 consigue con sobresaliente el título de profesora de la Escuela Normal de Valencia, en 1898 el de profesora de sordomudos y ciegos, y en 1900 completa los estudios en la Escuela Superior de Maestras en Madrid, ejerciendo en Valencia hasta el año de su jubilación en 1922, convirtiéndose en una de las pedagogas más prestigiosas del momento en nuestro país.
Pero su labor divulgadora fue aún más allá de su labor pedagógica, y nos legó decenas de obras donde la educación de las mujeres, el higienismo y la pedagogía social eran temas capitales. Pronunció un gran número de conferencias y participó en multitud de congresos desde los cuales propugnó la modernización de la educación y el acceso de las mujeres a la misma. Su pensamiento regeneracionista también quedó plasmado en numerosos artículos en las principales cabeceras de la ciudad: Las Provincias, El Mercantil Valenciano y La Voz Valenciana, así como en las más prestigiosas publicaciones pedagógicas.
En 1915 fue nombrada hija predilecta de la ciudad en reconocimiento a la dilatada y ejemplar labor docente que había desarrollado en nuestra ciudad, y para perpetuar su memoria se colocó la lápida antes citada sobre la fachada de la Escuela Normal –ahora Ayuntamiento- en la que tan profunda huella había dejado. Los homenajes a la maestra de maestras se intensificaron en marzo de 1922, cuando la Gaceta de Madrid publicó la resolución de su jubilación y sus discípulas de la Escuela Normal de Maestras promovieron diversos actos de reconocimiento civil entre los que se encontraba solicitar que se le diera el nombre de María Carbonell a alguna de las calles de la ciudad en las que había Escuela Nacional: Avellanas, Caballeros, Cuarte, Campaneros o Gloria. Accediendo a esta solicitud, el Ayuntamiento aprobó el cambió de rotulación de la calle de la Gloria –actual pouet de Sant Vicent- como calle de María Carbonell. Pero en los años 50 la calle cambió de nombre y fue rotulada con la denominación por la que era conocida popularmente, carrer del pouet de San Vicent y el nombre de María Carbonell se perdió en la noche de los tiempos hasta que fue repuesto en 1998 en una pequeña calle del barrio de la Malvarrosa cercana a la antigua senda de la Carrasca.