El Sporting zanja la temporada en su hábitat natural: el ridículo
La bochornosa derrota ante un equipo descendido, pero que puso orgullo y fútbol, dinamita cualquier posibilidad de aspirar al playoff

Murilo y Molinero con gestos de abatimiento tras uno de los goles del Extremadura. / La Liga

Gijón
Lo peor de la vergüenza de la derrota del Sporting en Extremadura es que no sorprende a casi nadie. El enésimo ridículo de una temporada infame fue la guinda que merecía una temporada bochornosa, en la que futbolistas, técnicos y dirigentes arrastraron la imagen del Sporting por los campos, los despachos, los banquillos y las ruedas de prensa. Que un equipo descendido le meta un baño y una lección de orgullo profesional a este Sporting ya no es noticia. Y no se quejen, que el 2-0 se quedó corto, porque el partido pudo irse al descanso perfectamente con un 4-0.
¿Cómo podía acabar si no una temporada que pasará a la historia por registrar la primera derrota en un partido oficial ante un rival de Tercera División como el Zamora? Esa en la que el Sporting decía aspirar a un objetivo que, como Djukic se encargó de recordar en la previa, siempre ha sido una utopía. La misma en la que Javier Fernández toleró que el liquidador de equipos Miguel Torrecilla pergeñara una plantilla horriblemente hecha y además mal dirigida. Ese Torrecilla al que se le permitió salir de Gijón sin dar explicaciones y atribuyéndose el mérito de su salida, sugiriendo incluso a su sustituto. La misma campaña en la que el mensaje a la cantera, a Mareo, ha vuelto a ser insultante. El Sporting prefería salir al campo con diez que con un canterano. Con diez jugaba cada vez que saltaba al campo Djurdjevic, ese presunto delantero que no suma, solo resta. En el Francisco de la Hera, más allá de sus aspavientos ante la lógica postura de sus compañeros de no cederle el balón, un fuera de juego suyo impidió que subiera al marcador un gol de Aitor García. Conviene recordar que este consejo de administración empezó la temporada presumiendo de haber desechado una oferta de 5 millones de euros por él. Torpes hasta para presumir.
Aunque, ¿qué se puede esperar de ese presidente llamado Javier Fernández, el que ha impulsado y tolerado esa mezquina y ruin postura del Sporting de no devolver el importe del abono a sus seguidores, esos a los que solo cabría pedir perdón de rodillas y besar el suelo por el que pisan ante la condena a la que se les está sometiendo año tras año? Con el (posiblemente) peor presidente del Sporting al frente, el que está dispuesto a batir el récord de desastre de su padre, el mismo que ni sabe ni se rodea de gente que sepa, el que no tiene carácter para dirigir proyectos pero sí para intentar controlar lo que los medios de comunicación dicen de él (más que del equipo), todo va como debe ir. Mal y en absoluta decadencia. Él y su cuadrilla componen el primer consejo profesional del Sporting, pero solo porque cobran. Del crecimiento sin retorno, la modernización y la transparencia que prometieron, nada se supo. Y agárrense, que ni con agua caliente.
El Sporting solo tiene una solución: que el martes entren las grúas en Mareo. Una demolición y una reconstrucción integral. No basta con relevar a Djukic, ese entrenador que por otro lado no ha sido capaz de pulsar la tecla del orgullo del vestuario, si es que existía. Su equipo caía de forma bochornosa en el Francisco de la Hera pero no había una voz, un gesto, una modificación táctica para morir matando. ¿Que no valía de nada? Tampoco le valía de nada el partido al Extremadura, pero su técnico trataba de que su equipo cayera vivo y orgulloso, mientras el técnico rojiblanco iba acomodando las posaderas en el mullido banquillo visitante.
En realidad, Djukic es el menos culpable de todos. Ha caído en un desastre, un equipo desastroso y un club a la deriva. Aunque es intolerable que el equipo que dirija haga el ridículo ante un recién descendido, goleado por el canterano del Extremadura Carrasco (Damián Pérez, propuesto por Djukic para su renovación, aún sigue preguntándose quién es el futbolista que le sacó los colores) y por Pinchi. Y es no se puede permitir que asegure que ha dado oportunidades a la cantera en estos meses, contagiado quizás por esa visión paralela de la realidad tan extendida en Mareo. No, Miroslav, sacar 15 minutos a Gragera en Extremadura no es apostar por la cantera. Es más bien para que el jugador le diga que mejor ponga a otro.
Ya se acabó el humo. Las falsas promesas. Los milagros. La terrible pandemia que hemos padecido le ha hecho un favor al Sporting: el lunes evitará la bronca que se merece mientras ve cómo el Huesca celebra el ascenso delante de sus narices.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...