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Crisis económica coronavirus Covid-19

La pandemia hará repuntar la pobreza infantil 7 puntos, hasta el 33%

Según el informe de Save the Children, la situación es especialmente grave en la Comunitat Valenciana

La pobreza infantil es muy preocupante en la Comunitat Valenciana / Save the Children

La pobreza infantil es muy preocupante en la Comunitat Valenciana

Valencia

Si no se actúa cuanto antes, la pobreza infantil en España llegará hasta el 33,3% a finales de este año, lo que supone un considerable aumento desde el actual 26,8%, llegando a 2.777.670 niños y niñas en riesgo. La pobreza severa aumentaría todavía más, en 3 puntos, hasta alcanzar más de un 15%, un porcentaje muy por encima de los países del entorno y un hecho muy preocupante en una sociedad avanzada. Así lo asegura Save the Children en su último informe, que lleva por título ‘Infancia en reconstrucción’.

Si se cumplen las previsiones y la economía española empieza el año que viene a remontar, en 2021 el paro podría bajar hasta el 17,9% y la ocupación recuperarse en más de 4 puntos. Sin embargo, las proyecciones de Save the Children muestran que esta leve mejora no tendrá un reflejo en las tasas de riesgo de pobreza infantil ya que, como ya ocurrió en la crisis del 2008, el riesgo de niños y niñas de caer en la pobreza no se reduce porque la economía mejore.

Esta situación preocupa a la organización especialmente en la Comunitat Valenciana, ya que antes de la crisis cerca de 260.000 niños y niñas menores de 16 años de esta autonomía ya se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social, y más de 30.000 niños y niñas sufrían privación material severa, según los datos del Portal Estadístic de la Generalitat, y el porcentaje ya alcanzaba el 32%. 

“Aunque los niveles de pobreza infantil en la Comunitat Valenciana estaban descendiendo ligeramente en los últimos años, la crisis del Coronavirus ha supuesto un nuevo bache para esta infancia tan vulnerable. Si se quiere evitar que estas cifras empeoren hay que seguir actuando desde todas las administraciones, sobre todo desde las diferentes comisiones de reconstrucción. Estas deben poner el foco en la infancia, uno de los colectivos a los que más va a afectar esta crisis social producto de la pandemia”, asegura Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana.

La organización considera que, sin las medidas adecuadas, los grandes perdedores de esta crisis serán los niños y niñas, lo que aumenta la desigualdad entre generaciones. Tras su análisis, Save the Children ha llegado a la conclusión de que el riesgo de pobreza no es igual para todos los tipos de hogares. Los hogares con hijos serán los que más sufran los efectos de crisis de la Covid-19. De hecho, el informe recoge que un 47,8% de las familias de la Comunitat Valenciana estiman que el impacto de la pandemia en sus economías domésticas será negativo y duradero.

“Muchas de estas familias han perdido su empleo o capacidad económica haciendo muy difícil el afrontar gastos corrientes imprescindibles, como el pago del alquiler, del agua o de la luz. Algunas de estas familias reciben ayudas o prestaciones sociales que las protegen en mayor o menor medida de situaciones como esta, pero otras no tienen esa cobertura y por tanto quedan en una situación muy preocupante”, asegura el director territorial.

Por lo que respecta a las carencias materiales en hogares con hijos e hijas a cargo, las proyecciones de Save the Children muestran que los estragos de la crisis del coronavirus en el mercado laboral aumentarán alrededor de un punto el número de familias con niños y niñas que sufren pobreza energética, tienen carencias de salud o nutricionales o que no pueden hacer frente a imprevistos o llegar a final de mes en España. También podría aumentar el abandono escolar en casi dos puntos porcentuales, en 1,7%.

“Aunque la tasa de abandono escolar temprano se había reducido en el último año hasta el 16,4% en la Comunitat Valenciana, la crisis del coronavirus puede suponer dar pasos hacia atrás en equidad educativa. Según nuestras estimaciones, 1 de cada 10 familias en la autonomía no tiene acceso a Internet o no cuenta con buena conectividad, lo que supone que las familias con menos recursos tengan más complicado seguir el curso”, afirma Hernández.

A tiempo de frenar la curva de la pobreza

Save the Children considera que hay margen para que la situación no sea tan desalentadora para las familias más vulnerables de la Comunitat Valenciana. Entre las medidas que considera fundamentales para la protección de la infancia y la adolescencia se encuentra la ampliación de la cobertura y mejora de la gestión de la Renta Valenciana de Inclusión, priorizando a las familias con menores a cargo y monoparentales.

Según los datos oficiales, se ha pasado de 42.213 personas perceptoras de la prestación autonómica antes del confinamiento a 54.375 al finalizar el mes de mayo. En este sentido, se han ido produciendo sucesivas ampliaciones del crédito de la RVI durante el estado de alarma, hasta alcanzar los 229 millones de € destinados actualmente por la Generalitat. Además, con la reciente aprobación del nuevo Ingreso Mínimo Vital por parte del Gobierno central, el Ministerio de Seguridad Social espera beneficiar a aproximadamente 100.000 hogares valencianos, con una dedicación presupuestaria de 300 millones de € en la Comunitat Valenciana.

Así, Save the Children valora el decreto del Consell de hacer compatible esta renta con el Ingreso Mínimo Vital, y pide priorizar a todas las familias con hijos a cargo en situación de pobreza que queden fuera de la ayuda estatal. Además, considera necesario aumentar las cuantías percibidas por las familias con hijos a cargo beneficiarias de la prestación que se encuentren en situación de pobreza severa.

“Desde Save the Children conocemos los esfuerzos que ha realizado el Consell en estos meses de pandemia para dar cobertura a la infancia más vulnerable, pero todavía estamos lejos de alcanzar a los casi 260.000 niños y niñas en riesgo de pobreza o exclusión social que existen en la Comunitat Valenciana, por lo que es necesario continuar trabajando en esa línea”, afirma Henrández.

Save the Children también recoge en su último informe una serie de medidas para atajar problemas en ámbitos como la vivienda, la educación, la pobreza energética, la conciliación y la salud. Entre ellas, insta a las autoridades competentes a que los planes de refuerzo educativo anunciados para el próximo curso escolar cuenten con recursos y amplitud suficientes para garantizar su eficacia y reducir el desfase que se está produciendo durante estos meses (especialmente entre el alumnado más vulnerable), se implanten becas salario para estudiantes de Formación Profesional y Bachillerato, se continúe reduciendo el número de niños y niñas por aula, se amplíe el parque de vivienda social priorizando el régimen de alquiler o se garantice la sanidad universal para la infancia, desarrollando medidas específicas en relación a la cobertura de la salud nutricional (plan integral contra la obesidad infantil), la salud mental, la visual y la bucodental, entre otras.

Por último, la organización también considera importante la aprobación de medidas destinadas a ayudar a colectivos excluidos, como las personas solicitantes de asilo, las migrantes en situación irregular o los extutelados una vez que llegan a la mayoría de edad.

La opinión de niños, niñas y adolescentes

Para la realización del informe, Save the Children ha contado con la opinión de 55 niños, niñas y adolescentes. Durante los meses de mayo y junio de 2020, nueve grupos de participación infantil y juvenil de València, Barcelona, Madrid y Sevilla han dedicado cinco sesiones en formato virtual para exponer sus opiniones sobre cómo debería ser la reconstrucción social en los próximos meses.

Entre sus principales preocupaciones –tanto previas al inicio de la pandemia como surgidas por su impacto– se encuentra algunas de las ya citadas, pero también la discriminación, el medio ambiente, el papel de la infancia y la adolescencia en la toma de decisiones o el ocio y el tiempo libre. Algunas de sus propuestas son el impulso de la empatía para que las personas racistas se pongan en el lugar de las personas discriminadas, la obligatoriedad en la gestión correcta de los residuos plásticos de la Covid-19, la reducción de producción de residuos y plásticos, la creación de espacios y herramientas de participación en las escuelas, un mayor acompañamiento por parte del profesorado si hubiera que volverse a la educación no presencial o la adopción en los entornos públicos y privados de medidas que permitan acotar el distanciamiento social.

 
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