Todas las vidas importaban también para Sorní

Valencia

La crisis social y económica global derivada de la pandemia del coronavirus está haciendo florecer el viejo caldo de cultivo que fomenta la intolerancia y la xenofobia entre iguales, agravada más si cabe en países como Estados Unidos, con un problema secular de segregación racial. Y es en este justo instante en el que es necesario recuperar la memoria de aquellos que antes que nosotros lucharon por la igualdad y la libertad de los pueblos, y como solemos hacer desde esta columna, evocando su figura a través de la onomástica urbana, del nombre de una calle. En este caso, una calle del ensanche noble que esconde el apellido de un patricio republicano, patriarca de las libertades: José Cristóbal Sorní (Valencia, 1813 – Madrid, 1888).

Sorní, que da nombre a una de las calles más conocidas y elitistas de la ciudad, supo desde bien pequeño que era aquello de la intolerancia y el dogmatismo. Nació en el seno de una familia liberal que, perseguida por los absolutistas, tuvo que exiliarse en Francia. Estudió Derecho en nuestra Universidad y se alistó al Partido Progresista y posteriormente al Demócrata, participando activamente en las revoluciones de 1854 y 1868, y formando parte de la Asamblea Nacional que proclamó la República Española en 1873. Durante el periodo republicano ocupó el cargo de Ministro de Ultramar bajo el gobierno de Figueras y Pi y Margall, desde donde tomó decisiones tan trascendentales como la liberación de 90.000 esclavos y la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico. También fue partidario de la abolición de la pena de muerte, pero no consiguió materializar la medida. Tras la restauración borbónica, Sorní siguió ejerciendo la profesión de abogado en su despacho de Madrid, pero sin olvidarse de su ciudad natal, donde volvió en 1878 para crear junto a su amigo y correligionario Constantí Llombart la Societat d'Amadors de les Glories Valencianes, Lo Rat Penat.

José Cristóbal Sorní, uno de los políticos valencianos más influyentes y carismáticos del siglo XIX murió en Madrid en 1888, y en València pronto surgieron las primeras voces que demandaban un homenaje digno para tan ilustre valenciano, cuya calidad humana y decidida actuación en contra la esclavitud le hizo ser rebautizado como el "Patriarca de las Libertades". La calle escogida para rotular con el nombre de tan insigne político fue, como no podía ser de otra manera, la calle de los Cambios, en pleno barrio del Mercado, donde había nacido el patricio valentino allá por 1813. Pero un informe de Félix Pizcueta, entonces cronista de la ciudad, desaconsejo el cambio de nombre por tratarse la calle de los Cambios de un topónimo histórico y por existir numerosas vías en el ensanche todavía por rotular. Después de esta negativa, la siguiente propuesta fue la de dividir la calle de Guillem de Castro en dos tramos y a uno de ellos, entre las Torres de Quart y el río, denominarlo calle de Sorni, pero tampoco prosperó.

Finalmente, la calle Continuación de Juan de Austria, llamada a ser una de las vías importantes del nuevo ensanche de la ciudad acabó rotulándose con el nombre de Sorní. La placa rotuladora se inauguró en 1906 con un gran boato por parte de las autoridades progresistas del momento, y en 1913, con motivo del centenario de su nacimiento, se puso una placa conmemorativa, esta vez sí, en su casa natal de la calle de los Cambios.