'El burro de Troya' por Pepe Belmonte

Murcia

HIJO PREDILECTO.

El gesto del alcalde de Yecla, Marcos Ortuño, de apoyar la iniciativa de algunos ciudadanos para nombrar Hijo Predilecto de la ciudad al recién destituido coronel Pérez de los Cobos, me parece una actitud torpe y poco afortunada, que sólo se explica por el hecho de que Ortuño haya sido conminado por los suyos, por los de su partido, a que lleve a cabo esta acción.

La maniobra, oportunista a más no poder, no ayuda en nada a rebajar el clima de crispación que se vive en la política y también entre los ciudadanos de a pie.

Marcos Ortuño ha sido siempre un hombre tranquilo, equilibrado y culto que, al contrario que muchos otros políticos, del suyo y del resto de partidos, ha sabido gobernar con templanza, de ahí la mayoría absoluta de la que goza en su ayuntamiento.

Este detalle de proponer al polémico y controvertido coronel como Hijo Predilecto de Yecla nos hace pensar a muchos por qué razón no dio ese mismo paso hace algunos años, cuando los suyos gobernaban el país.

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¿Por qué ahora y no entonces? Sólo la meditada y bien organizada estrategia política de desgaste continuo al actual gobierno podría ser la explicación. Y Marcos Ortuño, mi amigo Marcos, lo sabe.

EL BURRO DE TROYA.

Cayetana Álvarez de Toledo podrá ser de todo, menos tonta. Es, asimismo, una persona brillante, con una inteligencia que no admite ningún género de duda. Otra cosa es el modo de utilizarla.

De ahí que la portavoz del Partido Popular en el Congreso haya denominado a su contrincante Pablo Iglesias "burro de Troya", con doble intención.

El Caballo de Troya fue la estrategia empleada por los aqueos para traspasar los muros de la ciudad fortificada. Los soldados que iban en el interior de este artilugio de madera, aprovechando el silencio de la noche, asesinaron a los centinelas y abrieron de par en par las puertas para que penetraran los soldados aqueos, que pudieron así tomar Troya.

Llamarle, pues, "burro de Troya" a Iglesias no es tanto por el daño que supuestamente pueda hacerle a la democracia, sino, antes bien, un modo sutil y maquiavélico de llamarle "burro", con todas sus letras, a todo un vicepresidente de gobierno de la nación.

MOCIÓN DE CENSURA.

De nuevo, Diego Conesa, secretario general de los socialistas murcianos, "amaga" con una moción de censura. Llama a la cordura a Ciudadanos, a cuyos diputados les pide alejarse –cito textualmente– de la "política podrida del PP".

Empieza a resultar algo más que una evidencia que Conesa tiene sus días contados y que, si no cambian muchos las cosas, tendrá que ser relevado por algún otro líder que sea capaz de devolver la ilusión a esos cientos de miles de murcianos que sí creen en la necesidad de un cambio de gobierno en la Comunidad.

Su discurso está agotado. Con el ascenso de Vox y la tibieza e indefinición de Ciudadanos, que sigue buscando cuáles son sus señas de identidad, al Partido Socialista sólo le va a valer ganar por mayoría absoluta en las próximas elecciones, y Diego Conesa no es la persona más indicada para arrastrar a las masas y que se produzca el cambio.

Decía el filósofo alemán Schopenhauer que "la personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna".